Opinión

La Argentina de los buenos y de los malos

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Por Sebastián E. Videla

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La Argentina de los buenos y de los malos

El pasado 1 de mayo, el presidente Javier Milei presentó un spot haciendo alusión al Día del Trabajador, felicitando y agradeciendo a aquellos que día tras día se levantan para construir una Argentina más próspera, en contraposición de aquellos que buscan retrasarla.

Bajo esta premisa, Javier planteó lo siguiente: “¿Quién es el bueno o el malo, el que declama derechos que no existen o aquellos que queremos sacar a la gente de la miseria?”. Si vamos más al fondo de la cuestión, nos encontramos no solo con que los malos declaman derechos que no corresponden o carecen de seriedad, sino que, si empezamos a hilar fino, nos damos cuenta de que muchos fueron en contra de las banderas que hoy suelen levantar.

La Argentina de los buenos y de los malos, es también la Argentina de los honestos y de los vivos. Y es que nos encontramos con algunos gerentes de lapobreza que en los últimos cuatro años estuvieron desaparecidos mientras nuestra moneda se devaluaba en más de un 500%, con una brecha de más del
170% respecto al mercado informal (números incluso peores que los vistos en la gestión de Mauricio Macri entre 2015 y 2019); la pobreza ascendía a más del 40%; la indigencia, más del 10%; entre otros factores alarmantes que estos astutos no salían a reclamar.

En nuestro país nos encontramos con casos inéditos como el de la CGT (La Confederación General del Trabajo), que siendo el “sindicato de los sindicatos”, jamás demostraron (su caudillaje) síntomas de enojo o disconformidad respecto al rumbo económico ostentado por el gobierno anterior, de hecho, los altos
dirigentes de la cúpula sindical reafirmaron su apoyo explícito hacia el candidato oficialista del año anterior, Sergio Massa. Ahora, en menos de seis meses de gestión de Javier, la realidad es completamente distinta: movilizaron un paro general de 24 horas, contribuyeron a otras movilizaciones igual de importantes y realizan los preparativos pertinentes para un nuevo paro general el próximo 9 de mayo.

También nos encontramos casos curiosos como el del antes mencionado Sergio Massa, que se mostró airoso al salir a defender la educación pública en la marcha universitaria del 23 de abril, cuando durante su gestión como ministro de economía hizo recortes de más de $50.000.000 al presupuesto de la misma. O el caso del expresidente Alberto Fernández, que sale ahora sí a defender el derecho de los trabajadores; la educación pública; se presenta en contra del ajuste, pero se encuentra inmerso en un escándalo que puede afectar a toda la cúpula que lo acompañó durante su gestión: la contratación de forma irregular de aseguradoras amigas para organismos públicos a través del Banco Nación.

Solo con citar los ejemplos anteriores podemos llegar a la conclusión que está Argentina era de aquellos expertos en el “divide y reinarás”, separar a la gente de bien para poder hacer el mal, la casta contra la no casta. Pero, cuando estos malandras sin escrúpulos se encuentran acorralados y ven que sus curros corren peligro, sacan los mismos recursos de siempre como si del pasado se tratase: fascismo, dictadura, antidemocrático.

El 10 de diciembre comenzó una nueva etapa, una en la que los maliciosos no tienen lugar, en donde los curros típicos y los sobres de turno no van más, una Argentina distinta y como dijo el señor presidente: “No hay alternativa más que rendirse a los pies de un pueblo que ha decidido abandonar la esclavitud y a emprender el largo camino por el desierto hacia la tierra prometida, con el compromiso de que quienes formamos parte de este gobierno vamos a dejar la vida para sacar a este país del infierno que hemos recibido”.

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