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Derrota del kirchnerismo: 7 de cada 10 personas creen que van a descender de clase social

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Un relevamiento hizo foco en las medidas de ajuste doméstico ante la inflación y un 83% de los encuestados tuvo que tomarlas. Además, el 82,6% afirmó que “habla mucho con su familia” sobre la suba de precios. Para el kirchnerismo, esta encuesta muestra el fracaso de la retórica de un gobierno que supuestamente promueve la movilidad social ascendente.

Derrota del kirchnerismo: 7 de cada 10 personas creen que van a descender de clase social

BUENOS AIRES. Un estudio de la Escuela IDAES de la UNSAM (Universidad Nacional de San Martín) indagó sobre las medidas de ajuste doméstico ante la suba de la inflación, el impacto de la inflación en la vida cotidiana y las relaciones familiares, y las perspectivas económicas a futuro, entre otros temas, generando datos que son lapidarios para la coalición del Frente de Todos y sus aliados provinciales, y para el kirchnerismo en particular: 7 de cada 10 encuestados creen que van a descender de clase social en los próximos meses.

Estos datos dan por tierra con la retórica del kirchnerismo y sus aliados, sobre una supuesta movilidad social ascendente en el actual gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner, en el cual, cabe recordar, la agrupación K, “La Cámpora” maneja la ANSES, PAMI y Aerolíneas, y ejerce influencia en YPF y la Secretaría de Energía, entre otros organismos y entidades del Estado. Asimismo, rompen con la noción del kirchnerismo que postula que el consumo interno se garantiza con emisión monetaria, más allá de que exista inflación.

Según publicó Infobae, entre los principales hallazgos del estudio de la IDAES de la UNSAM, se destaca que el 83% de las personas encuestadas aseguran que tuvo que tomar medidas de ajuste frente a la inflación. Mientras que el 82,6% afirmó que “habla mucho con su familia” sobre los aumentos de precios.

En tanto, un 69% de las personas encuestadas manifestó que creen que van a bajar de clase social en los próximos meses. Y un 65% expresó estar de acuerdo con la afirmación de que “no hay tema más importante que la inflación”.

La inflación impacta en los bolsillos, en el orden cotidiano, en el tiempo dedicado a los vínculos y en las relaciones afectivas

“El ajuste en las economías familiares, la desorganización de la vida diaria y el temor al desclasamiento gobiernan de manera transversal la experiencia y el humor social frente a la inflación. En términos de demanda política se traduce en dos tendencias: un consenso social anti-inflacionario de corte fiscalista, instalado entre votantes opositores al gobierno del Frente de Todos, avanza sobre su propio electorado”, reseñó el estudio de la Escuela IDAES.

“Al mismo tiempo, el núcleo más leal de los votantes del oficialismo, adhiere a un consenso social anti-inflacionario de corte distribucionista. Los primeros días de Sergio Massa frente al Ministerio de Economía transcurren buscando la fórmula mágica que resuelva la cuadratura del círculo en que se ha convertido la base social del Frente de Todos, en el contexto de alta inflación”, agregó el informe.

Según el estudio de IDAES la inflación se refuerza como proceso que impacta en los bolsillos, en el orden cotidiano, en el tiempo dedicado a los vínculos y en las relaciones afectivas. Y la inestabilidad y el desajuste constante de la relación entre ingresos y gastos generan desorden. Así, el 78,6% siente que es muy difícil organizarse con los gastos diarios. Y el 70,7% admite tener que dedicar más tiempo que antes a la búsqueda de precios.

La “adaptación forzada” al proceso inflacionario

“La omnipresencialidad del fenómeno inflacionario hace que también sea un tópico que altera lo doméstico: el 82,6% siente que se habla mucho en familia sobre los aumentos de precios, 7 de cada 10 personas reconocen que la falta de dinero genera fricciones. La preocupación por el futuro de los precios alcanzaba al 83,8% de los argentinos”, refirió el IDAES.

La encuesta reveló que hubo en la sociedad una suerte de “adaptación forzada” al proceso inflacionario, que hizo que 83% de la población relevada haya tenido que tomar alguna medida de ajuste doméstico que refleja un empeoramiento de sus condiciones de vida. Un 48% de las personas encuestadas aseguró que tuve que dejar de pagar cuentas, facturas o boletas. Mientras que un 46% afirmó que tuvo que pedir dinero prestado.

Pesimismo generalizado e inflación como principal problema a resolver

“La perspectiva de futuro es poco alentadora: la mayoría tiene incertidumbre sobre lo que va a pasar, pero certeza de su desclasamiento. Un 62% de las personas encuestadas respondió afirmativamente a la proposición ‘no puedo pensar en el futuro’. Y un 69% aseguró creer que va a bajar de clase en los próximos meses”, apuntó el estudio.

“En un contexto de inflación creciente todos pierden. El tema es quién pierde más. Primero pierden los que ven afectado su poder adquisitivo. Trabajadores y jubilados ven cómo el ritmo del aumento de los precios es mayor y más veloz que los aumentos de los ingresos. Le siguen los más vulnerables: desempleados y jóvenes. Los ganadores, en cambio, se concentran para las personas encuestadas en dos actores: las empresas extranjeras y la oposición”, concluye la encuesta.

Para los consultados, la inflación se impone como prioridad para la gestión del Gobierno, una preocupación que deja atrás otros problemas como la inseguridad, agenda que suele ser prioritaria. Según el 65% de las respuestas, “no hay tema más importante que la inflación”, mientras que para el 41%, reducir la inflación debe ser la prioridad del Gobierno.

El kirchnerismo y la inflación

Cabe subrayar que la inflación fue un problema macroeconómico que el kirchnerismo, sobre todo, durante los gobiernos de Cristina Kirchner, ha minimizado, despreciado y ocultado durante años. De ahí que, desde 2006 a 2015, el INDEC (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos), estuvo intervenido por la Secretaría de Comercio, primero bajo la gestión de Guillermo Moreno y luego, del “camporista” Augusto Costa. Durante ese periodo, el INDEC produjo cifras de inflación, que, para la totalidad de encuestadores y sociólogos, estuvieron desacopladas de la realidad. En otras palabras, ocultaban los datos reales de inflación a partir de la adulteración de los criterios de medición.

Es que de acuerdo con las ideas defendidas por el “neokeynesiano” ex ministro de Economía, Axel Kicillof (“La Cámpora”), el consumo interno se podía mantener en niveles elevados a partir de un cierto grado de emisión monetaria, independientemente de que esa política generara depreciación de moneda y suba generalizada de precios.

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