POSADAS. El reciente intento de desalojo de mbyas que acampan y mendigan frente a la Gobernación de Misiones, volvió a poner en discusión el rol que ejerce desde hace unos 20 años, el cuestionado titular de la Dirección Provincial de Asuntos Guaraníes (DPAs), Arnulfo “Miki” Verón.
Los mbya que resistieron el intento de desalojo con camionetas de la DPAs, lo señalaron como el principal responsable de la dramática situación que padecen las comunidades, que los obliga a trasladarse a las grandes ciudades a sobrevivir a través de la mendicidad y la venta de artesanías.
Pese a que no es nuevo este reclamo contra Verón, lo cierto es que, con el nombramiento de su esposa, Graciela “Chela” Leyes, como Ministra de Derechos Humanos, el cuestionado funcionario suma aún más influencia y “poder de caja” dentro del “proyecto misionerista”. Históricamente, Verón estuvo enfrentado con los ministros que pasaron por esa cartera íntimamente relacionada a las condiciones de vida de las comunidades mbya en Misiones.
En su momento, fueron más o menos notorias, las internas de Miki Verón con Edmundo Soria Vieta –primero- y con Lilian “Tiki” Marchesini –hasta el año pasado- y, a partir del 10 de Diciembre, el jerarca de Asuntos Guaraníes quedó claramente fortalecido.
Es que ahora, Verón no sólo maneja los $67.144.000 que –paradójicamente– Marchesini defendió ante la Legislatura en sus previsiones de las erogaciones para el ejercicio 2020 del Ministerio de DDHH. Gracias al nombramiento de Leyes y la presencia de su gente dentro del Ministerio, “Miki” tiene injerencia en el manejo de los $287.888.000 asignados por el gobierno renovador a Derechos Humanos.
Dados los crecientes y reiterados escándalos nacionales que involucran a los mbya y al, por muchos repudiado Miki Verón, pocos entienden cómo puede sostenerse durante tanto tiempo, este funcionario ultrarovirista. Recordemos que Verón fue apuntado como el principal responsable del deterioro de la condición social de los mbya guaraní en Misiones, materializada en situaciones gravísimas.
Por mencionar algunas de estas situaciones: fue escándalo nacional la foto de niños de la comunidad de Chafariz cruzando un arroyo a nado para ir a la escuela; también fue noticia la foto de un niño tomando agua de un charco en pleno centro de Posadas. Y más atrás en el tiempo, hubo varios casos de niños fallecidos por desnutrición dentro de las comunidades.
Sin importar que Miki Verón es acaso, el funcionario provincial con peor imagen pública, el año pasado logró ganarle la pulseada política a “Tiki” Marchesini, quien aspiraba a permanecer en su cargo. Como salida política, la ex ministra habría optado por la jubilación. Pero lo cierto es que Verón logró lo que siempre quiso: controlar el Ministerio de Derechos Humanos y así sortear todo control sobre su gestión en la DPAs.