POSADAS. Según informó días atrás “Luchemos por la Vida”, en 2022, fallecieron 6.184 personas en siniestros viales, lo que representan 515 víctimas mensuales y 17 por día, números preocupantes, aunque ligeramente menores a los de los últimos años, en un país que superaba las 7 mil muertes por estas causas, en las últimas dos décadas, según confió al Noticiero Central de MisionesCuatro, Alberto Gasparini, el vocero y capacitador de la citada ONG.

“Hace muchos años veníamos arrastrando más de 7 mil muertos por año (en las últimas dos décadas) y la pandemia modificó esto, pero no porque hemos sido mejores, sino porque había menos gente en la calle”, ponderó el vocero de Luchemos por la Vida.

Y en esta línea, argumentó: “Los accidentes de tránsito son el resultado de haber mucha gente en la calle, en el mismo momento. Y en la mayoría (de los siniestros viales), las causas son por no cumplir con la ley”, advirtió Gasparini, quien pidió “el compromiso de todos los usuarios de la vía pública, en el rol de peatón, conductor, ciclista o motociclista”

“Si estamos contando muertos es la consecuencia de un montón de cosas que no estamos haciendo bien”, recalcó Gasparini, quien puso de relieve que los datos estadísticos del pasado año, muestran una leve mejoría, en términos relativos, porque bajó el número de muertes mientras aumentó la población y la cantidad de vehículos.

A este respecto, Gasparini precisó que “en los últimos 15 años se incrementó el parque automotor, se sumaron 6 millones de motos, aumentó la población. Y por suerte”, no aumentó “la fatalidad en siniestros. Es porque algo se ha hecho. Desde Luchemos siempre pedimos educación en los colegios, cumplimiento de las normas en la entrega de registros, control permanente -no sólo en vacaciones- y sanciones”, precisó el capacitador en seguridad vial.

Poca concientización, controles deficientes

Para Gasparini, persiste esta cantidad de decesos en siniestros viales en el país –Misiones quedó como la séptima con más fallecimientos, con 241 en 2022-, porque “la concientización es muy poca, y los controles no son buenos”.

“En Buenos Aires, en vacaciones se hacen grandes operativos. Pero en marzo todo decae, los controles de alcoholemia no se hacen en lugares cercanos a locales gastronómicos”, se quejó Gasparini, añadiendo que él no está en contra del consumo de alcohol, pero sí, del alcohol cuando se conduce.

Actualmente, se debate en el Congreso de la Nación proyectos para imponer una ley de alcohol cero, sin embargo, “no hemos logrado que funcione el (tope máximo) de 0,5 (g/l de alcohol en sangre) a través de controles y educación. No se han hecho las campañas necesarias”, analizó Gasparini.

“Me parece que falta tomar el tema como una cuestión de Estado. Acá está muriendo gente. Si le digo (a alguien) que hubo 7 mil muertos (por siniestros viales) quizás no se mueve una ceja. Pero cuando digo, a alguien de mi familia le pasó, el drama es total”, consideró. Y remarcó: “No manejar cuando uno ha tomado alcohol, es un tema serio”.

La falta de controles viales frente al alcohol y el exceso de velocidad

Por otra parte, Gasparini volvió a machacar sobre el problema de la falta de controles viales, al analizar la cuestión del exceso de velocidad en calles y rutas. “Hay mucha ignorancia respecto del alcohol y de la velocidad, que es la gran causa de muerte en todo el mundo. Pero no se controla mucho, no hay mucha gente sancionada. Se ve pasar a velocidades altas, pasar en doble línea o andar por la banquina, pero eso no está muy controlado”, cuestionó.

En los siniestros viales fatales, “la primera causa es el exceso de velocidad y la segunda, el consumo de alcohol”.

Por último, Gasparini planteó que existe un problema cultural en Argentina respecto de la seguridad vial. “En Uruguay, si pongo el pie en la vereda todos los autos frenan, acá me pasan por arriba. Lo sabemos todos. Es un síntoma. El argentino tiene la tendencia a no cumplir con las normas. Eso se llama anomia, y es una enfermedad muy grave”, manifestó.

“En CABA hay un cambio con el uso de elementos de seguridad, pero cruzando a provincia el uso del cinturón bajó muchísimo y el del casco es cada vez menor”, concluyó.