Uno de los problemas más apremiantes que Ludmila mencionó fue la falta constante de suministro de agua en el albergue. “Durante todo este año tuvimos reiterados cortes de agua, y las pocas veces que llega el agua al albergue no es agua potable. Es agua sucia y contaminada”, afirmó.

Además de la escasez de agua, los estudiantes enfrentan dificultades para acceder al albergue debido a los accesos inundados. La falta de mantenimiento en las instalaciones también resultan en problemas de infraestructura, como goteras, riesgos de incendio y electrocución, especialmente durante las tormentas.

Fernández expresó su frustración por la falta de respuesta de las autoridades universitarias a pesar de las promesas anteriores. “En agosto tuvimos una reunión con Asuntos Estudiantiles y la Secretaria Adjunta. Se prometieron arreglos inmediatos a corto y largo plazo. Pedimos un seguimiento de las refacciones que se iban a hacer en septiembre”, dijo. Sin embargo, estas promesas no se habrían cumplido.

El albergue universitario del campus alberga a alrededor de 400 estudiantes en 54 casas. Según Fernández, solo cinco de estas casas están en buenas condiciones, mientras que el resto sufre de sobrepoblación, cortes de agua, falta de mantenimiento, problemas de cañerías, falta de duchas y daños estructurales.

Ludmila Fernández concluyó la entrevista con un llamado a la acción: “Seguimos en pie de lucha con los albergados”.