Habló la abuela con cáncer a la que sacaron esposada de la casa que habitó 40 años: “Me tienen que dar algo hasta que Dios me diga basta”
POSADAS. Otro caso de desalojo compulsivo, presuntamente irregular y no exento de violencia policial ocurrió este jueves, en la chacra 230 (barrio Tacurú), donde policías de la Comisaría 17ª redujeron y esposaron a Celestina Bernal, de 65 años de edad, paciente oncológica que asegura haber residido en una vivienda en préstamo durante los últimos 40 años, quien quedó viuda por el fallecimiento de Amancio Giménez, hace unos dos años.
Las imágenes del violento procedimiento en el que Celestina fue detenida y esposada, se hicieron rápidamente virales. Pero los responsables del procedimiento policial evitaron brindar información precisa de lo ocurrido. Además, la propia Bernal denunció que ningún médico la revisó luego de la detención.
Según confió a MisionesCuatro, no hubo un aviso de desalojo previo al procedimiento de este jueves. Ahora se quedó en la calle y pide que le consigan una vivienda en la zona, “hasta que Dios me diga basta”.
En diálogo con este medio, Bernal insistió en que hace 40 años que vive en el terreno, hasta este jueves, en que fue desalojada por supuestos dueños. “Vine en 1988 con mi esposo, Amancio Giménez, que falleció hace dos años”, confió la mujer, quien no tiene hijos. En un principio, alquilaban el lugar, pero después, dejaron de pagar y el dueño permitió “que quede Don Giménez, pero nunca nos dio papeles”
“Esto era todo abierto. Mi marido, cinco veces corrió a los gitanos de acá. Si no era por mi esposo, no iban a poder recuperar los terrenos porque a los gitanos nadie los saca. Iba a estar lleno de gitanos”, relató la mujer.
En tanto, “en el 2006 vino una intimación de (la Dirección General de) Rentas. Esto iba a remate porque no se pagaban los impuestos desde el 96. Entonces mi esposo se presentó y pagó los impuestos hasta 2017. Después dejó de pagar porque conseguimos un abogado para hacer el trámite de ocupación veinteañal. Nos pidió todos los papeles, se los llevó y se retiró”, sostuvo la mujer, sobre la supuesta intervención de un abogado en el caso.
Así, recientemente, aparecieron los hijos del propietario que cedió el terreno, que consiguieron el desalojo por vía judicial. “Me tienen que indeminizar por los años que cuidé el terreno, por evitar intrusiones y por limpiar”, consideró Celestina, quien aclaró que recibe ayuda con alimentos mediante vecinos, una iglesia de la zona y una asistente social.
En cuanto a si hubo un aviso previo de desalojo, Bernal aseguró no conocer a los hijos del dueño –sería una mujer de 97 años que reside en Buenos Aires-, por lo que no hubo un aviso previo. Y tampoco hubo una intimación de desalojo. “El martes pasado vino un policía y me preguntó ‘por qué motivo dejé de pagar los impuestos’. (Respondí) que mi esposo falleció y no tengo cómo pagar”, precisó.
Asimismo, Bernal habló del brutal desalojo cuyas imágenes se hicieron virales en las redes y que motivaron una intervención de la Defensoría del Pueblo y de la Comisión de Prevención de la Tortura. De acuerdo con la anciana, estaba preparando un desayuno porque no puede tomar con el estómago vacío, los “medicamentos fuertes” de su tratamiento –es paciente oncológica, según trascendió en medios locales.
“Me sacaron esposada, me llevaron a la comisaría de la mujer, pero ningún médico me vio. Ni me tomaron la presión. A la policía que me llevó si le hicieron un certificado médico”, destacó Celestina, negando de plano haber agredido a las uniformadas que la redujeron y se la llevaron esposada a la Comisaría 17ª, primero, y a la Comisaría de la Mujer del centro, después. “Ayer vino (Alberto) Penayo (Defensor del Pueblo) y el presidente de la comisión de la tortura (Eduardo Scherer) para ver cómo me trataron la policía”, reveló la mujer.
En un tramo dramático de la entrevista, Bernal detalló cómo vivía hasta el jueves, y cuál es su pedido a las autoridades. “No tengo hijos como para apoyarme. Ayer me quedé en la casa de mi sobrinas. Como soy enferma no quiero andar por casa ajena. Hay días que no me puedo levantar y camino con bastón, por las heridas que tengo. Por suerte quedó el andador de mi esposo”, dijo sollozando.
“Quiero un lugar donde vivir. Me tienen que dar algo, hasta que Dios me diga basta. No tengo dónde ir en este momento”, expresó Celestina, y añadió dirigiéndose a la Justicia y al Estado renovador, “por favor, quiero que me solucionen mi problema, soy una señora enferma y no tengo a dónde ir”.
Finalmente sostuvo: “Quiero estar sola no quiero molestar a nadie. Que me devuelvan mi casita o que me ubiquen en un lugar, pero que no sea lejos de aquí”, concluyó.
Cabe remarcar que varios vecinos de la zona, salieron en defensa de Celestina Bernal. Según trascendió en diversos medios posadeños, al menos una veintena de vecinos se congregaron en el lugar durante el desalojo. Incluso hicieron un cerco a lo largo de la propiedad pidiendo por la suspensión del procedimiento que habría sido ordenado por el juez de primera instancia en lo Civil y Comercial, Dr. Fernando Marcelo Adrián Escalante, subrogante en el Juzgado 3.
Por su parte, Ricardo Gauto, uno de los históricos vecinos de la chacra 230, respaldó a Bernal y planteó una serie de dudas respecto del desalojo, aparentemente irregular. “Acá no hay justicia. Si no hay orden de desalojo, ¿cómo le desalojaron? A una señora enferma. Y no sabemos (si la demandante) es la dueña”, planteó. “El Estado es responsable. Yo no tengo estudios, pero cómo si no es época de desalojos, vienen y desalojan? No entiendo como vienen acá (a desalojar) a una señora enferma, sin sueldo y sin nada”, expresó Gauto, en alusión a la normativa provincial que prohíbe desalojos en determinados contextos.