Jóvenes en recuperación encuentran esperanza en la venta de panificados
Ricardo, quien lleva tres meses rehabilitándose, sale todos los días a ganarse unos mangos con la venta de sus productos. “Los misioneros son gentiles y amables. Doy gracias a la gente que colabora”, comparte con gratitud.
“Comencé con el problema de las adicciones a los 14 años, pero gracias a Dios estoy saliendo adelante”, relata Ricardo. El próximo 8 de marzo marcará tres meses desde que inició su proceso de rehabilitación. “Es un proceso a través de la palabra”, explica, destacando el poder de la terapia y el apoyo emocional en su camino hacia la recuperación.
A pesar de las dificultades, Ricardo se siente fortalecido y motivado a compartir su testimonio con los demás. “Me siento bien, dando gracias a la gente que me escucha y me ve”, afirma con determinación.
La venta de panificados no solo les proporciona un ingreso económico, sino que también les brinda una sensación de dignidad y esperanza para un futuro mejor. “Se vende. La gente de Misiones es buena y ayuda bastante”, reconoce Ricardo, valorando el apoyo y la solidaridad de su comunidad.
La historia de Ricardo y sus compañeros es un recordatorio poderoso de que, incluso en los momentos más difíciles, siempre hay esperanza y oportunidades para el cambio y la superación. Su determinación y gratitud inspiran a todos aquellos que cruzan su camino en la plaza de Misiones.