La denuncia inicial fue realizada por un docente de la institución a través de mensajes telefónicos, quien expresó su frustración ante la aparente falta de respuesta de las autoridades educativas. Según el mensaje, una supervisora había aconsejado a los docentes tener paciencia y aseguró que la situación se resolvería pronto, ya que el año escolar estaba llegando a su fin.
Sin embargo, la realidad en la escuela parece haber empeorado. Docentes afirman que el problema persiste y que el olor a ratas muertas se volvió insoportable en algunas áreas del establecimiento. Incluso se menciona que los directivos pidieron a los docentes que continúen con las clases normalmente, asegurando que se colocaron cebos y que las ratas están muriendo.
Los docentes, en un acto de desesperación, invitan a los medios periodísticos a acercarse a la escuela para comprobar personalmente la situación. Alegan que la presencia de ratas muertas, incluso en áreas como la dirección, es un claro indicador de la gravedad del problema.
La falta de condiciones higiénicas y salubres en el ambiente escolar plantea serias preocupaciones para la salud y bienestar de los estudiantes y personal educativo.