Posadas

Pobreza en Posadas: los ingresos apenas alcanzan para dos semanas a familias de Los Oleritos y San Juan Diego

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Vecinos de los mencionados asentamientos informales accedieron a dialogar con este medio sobre su difícil situación económica, en un contexto en el que no pueden garantizar tres comidas diarias y en el que, a mitad de mes, ya carecen de recursos para alimentarse. La grave situación de los niños en los asentamientos, que dependen de los comedores comunitarios.

Pobreza en Posadas: los ingresos apenas alcanzan para dos semanas a familias de Los Oleritos y San Juan Diego

POSADAS. El incremento de la indigencia en el primer semestre del año, confirmado por el INDEC (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos) quedó evidenciado en los relatos de varios vecinos de asentamientos informales como Los Oleritos y San Juan Diego, quienes manifiestan que sus ingresos no les permiten llegar a fin de mes, o garantizar tres comidas diarias para sus familias, en algunos casos, con muchos niños.

Con los datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) que difundió el INDEC y que muestran que, en el primer semestre del año, la pobreza superó el 35% y alcanzó a 10,5 millones de personas a nivel país y que la indigencia aumentó del 8,2% (segundo semestre del 2021) al 8,8% (primer semestre del 2022), el Móvil de MisionesCuatro visitó a residentes de estos asentamientos periurbanos de Posadas.

La dura situación de los oleros

En Los Oleritos, Oscar Ángel Jurakouski (65), un olero del mencionado asentamiento, contó que hace 24 años que trabaja en el lugar. “Prácticamente me dedico a la olería”, dijo el hombre, quien explicó que la producción depende del clima. “Con lluvia no podemos trabajar. De lo que puedo hacer, saco unos $35 mil (mensuales). Es un trabajo duro y pesado. A veces no me dan las fuerzas, a veces tengo compañeros y les puedo pagar”, contó.

“Pienso que este material (ladrillo tradicional) tendría que tener un valor mejor, pero no tenemos los medios para sacarlo”, se lamentó Jurakouski, apuntando a uno de los problemas estructurales de la olería, que deja a los productores a merced de los intermediarios, los corralones que compran la producción y la revenden al público. “Terminas regalando (el ladrillo) y se vende poco. Este ladrillo común, ahora no tiene tanta salida. Ahora está el ladrillo hueco, que es el que más sale”, detalló.

En cuanto a su pasar económico, Jurakouski admitió: “Es vergonzoso decirlo, pero como nuestra situación es tan precaria, nos la pasamos comiendo chipita y reviro. Nunca podemos comer un asado. Con asado, comemos un pucherito de cerdo o de vaca. Si queremos comer 2 o 3 veces al mes, algo como milanesas sería un gasto importante”, dijo.

Tristeza cada vez que va a hacer compras

A su vez, Leopoldina Ojeda, otra vecina de Los Oleritos, sostuvo que vive con su pareja y su actividad económica es la huerta, a través de la cual, a veces vende plantines. En tanto, su marido “hace compra y venta, compra caramelos y chicles y los va a vender a la terminal”, dijo.

Según Leopoldina, pueden obtener unos $7 mil por día, aunque no todos los días, porque para subsistir necesitan unos $80 mil mensuales. Cuando va a hacer compras, Ojeda dijo sentir “mucha tristeza quiero traer jabón, pero no alcanza”.

En el asentamiento San Juan Diego, la situación no es diferente y para las familias con hijos pequeños, en los últimos días del mes, padecen hambre e inanición. Miriam Benítez, una vecina del asentamiento, dijo que su familia se compone de dos adultos –ella y su pareja- y cuatro niños. “Él corta pasto, yo me quedo en casa. Cobro asignación por los chicos y él cobra muy poco. Yo llego a $40 mil, pero no alcanza”, confió Miriam.

Respecto de cuánto tiempo le alcanzan sus ingresos, Benítez no dudó: “No llego al mes, por ahí dos semanas. El resto del mes, aparece algo por ahí”, dijo la madre de cuatro niños. Y añadió que se alimentan a través de una olla centralizada, algunos días de la semana.

Ingresos por $90 mil mensuales, para dos adultos y seis niños

Por su parte, Camila Encina, otra vecina del San Juan Diego, coincidió con los anteriores entrevistados en que no llegan a fin de mes con los recursos que reciben del Estado y que consiguen a través de trabajos informales o “changas”.

Encina dijo que su familia se compone de “seis chicos y mi marido y yo” y que ella no trabaja fuera del hogar. “Estoy con los chicos acá, mandándole a la escuela. Mi marido está trabajando, junta chatarra para vender y sobrevivir. Cobro la asignación por todos ellos, unos $57 mil por los seis. Por mes, él alcanzará los $30 mil (con la recolección de chatarra)”, describió la mujer, sobre sus ingresos mensuales, por debajo de los $90 mil, para 8 personas.

“Compro mercadería y me dura 15 días. Somos muchos. Gasto dos kilos de harina para hacer reviro. Y la leche en polvo me dura dos días”, reveló Camila sobre sus gastos alimentarios.

Según la mujer, tres veces por semana se nutren de un comedor. Y los “martes, jueves, sábado y domingo cocino. Y a la noche comemos reviro con té o con huevo, no hay otra cosa para comer”, admitió. “A fin de mes, no llegamos”, insistió.

El problema por el “cierre” del basural “La Olla”

Por último, Camila dijo que del basural “La Olla”, se abastecían “todo el barrio y de todos lados venían ahí. Ahora se cerró el basural y nadie más puede pasar donde tuvo el accidente mi cuñado”, contó la mujer en referencia al reciclador de residuos fallecido al ser aplastado por un camión recolector, en noviembre del 2021.

“Ahora nadie puede entrar. A nosotros no nos dieron nada, pero a los que estaban antes sí los dejan pasar para que se rebusquen”, comentó Encina, quien advirtió que por la muerte de Ángel Gabriel Lugo, de 37 años, “quedaron 7 sobrinos huérfanos. Yo tenía a 2 sobrinos conmigo, pero como tengo un montón de chicos y apenas estoy sobreviviendo, no les pude tener más”, concluyó la mujer.

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