Se destaca una percepción generalizada de injusticia en los costos asociados a la carga de la SUBE. Los usuarios expresan su descontento, indicando que el monto de carga máximo no se ajusta a sus necesidades y que la relación entre el costo de carga y el valor del pasaje es desfavorable. Algunos sugieren la necesidad de opciones más asequibles.
La disminución en la frecuencia de los colectivos fue motivo de quejas recurrentes. Usuarios reportan esperas de hasta 25 minutos, evidenciando una reducción en la cantidad de colectivos en circulación. Viajar apretados se volvieron una situación común y desagradable para los usuarios.
Usuarios jubilados expresan su frustración al enfrentar dificultades en la renovación de la SUBE para acceder a los beneficios correspondientes. Además, surgió la denuncia de cortes inexplicables en algunas tarjetas, generando incertidumbre entre los usuarios que exigen una pronta solución y habilitación.
En medio de las quejas, un usuario sugiere la posibilidad de permitir la participación de nuevas empresas en el sector del transporte urbano de pasajeros. La competencia, según esta perspectiva, podría mejorar la calidad del servicio y ofrecer más opciones a los usuarios, abordando así las deficiencias actuales.