“La calle que pasa por el frente de mi casa es de tierra, pero gracias a que no pasa el camión de recolección, aún es transitable”, expresó Sandra, destacando la precariedad de las condiciones en las que se encuentran los caminos.
Aunque se realizaron algunas mejoras superficiales, como el entoscado de ciertas áreas, Sandra señaló que aún hay lugares del barrio donde es imposible transitar, especialmente en días de lluvia. Esto dificulta no solo el acceso de los residentes al centro de la ciudad, sino también la seguridad de los niños que no pueden salir a la ruta cuando las condiciones climáticas son adversas.
Además del problema de los caminos, Sandra resaltó la falta de iluminación en su barrio. “Tenemos un foco donde comienza el barrio, después es todo oscuro”, lamentó. Para solucionar este problema, muchos residentes han tenido que recurrir a soluciones improvisadas, como utilizar su propia conexión eléctrica para iluminar el frente de sus casas.
Con más de 600 familias en el barrio, las necesidades de infraestructura básica son urgentes. A pesar de los esfuerzos de los residentes, incluyendo la presentación de cartas y petitorios a las autoridades locales, Sandra señaló que hasta ahora no han obtenido respuestas satisfactorias. “Nos dicen siempre lo mismo, que no hay dinero o personal”, lamentó, destacando la falta de acción por parte de las autoridades.