“Nos encontramos a una distancia considerable de la zona urbana, aproximadamente 10 kilómetros, y recorremos unos 9 kilómetros de camino de tierra”, señaló Cabrera. “Aunque pueda no parecer mucho, las condiciones de los caminos hacen que el trayecto sea notablemente difícil, especialmente durante la época de lluvias, cuando el deterioro se acentúa”.

La directora destacó que el año pasado se enfrentaron a situaciones críticas, con hasta tres o cuatro ocasiones en las que fue imposible llegar a la escuela debido al estado de los caminos. “Trabajar en la escuela rural es gratificante, pero el llegar hasta aquí supone una lucha constante debido a las malas condiciones del camino”, agregó.

Cabrera expresó la preocupación compartida por el estrés, los gastos y el deterioro de los vehículos que enfrenta el personal docente y los alumnos para llegar a la escuela. A pesar de los reclamos de los vecinos y las autoridades informadas sobre la situación, la problemática persiste.

“El año pasado llegamos al punto en que algunos vecinos ni siquiera podían llegar hasta la escuela debido a la intransitabilidad de los caminos”, lamentó. “Para evitar dañar los vehículos, nos vemos obligados a analizar minuciosamente por qué acceso llegar a la escuela”.

La directora subrayó la urgente necesidad de garantizar la llegada de docentes y alumnos a la escuela, especialmente considerando que la mayoría de ellos residen en la colonia y dependen del acceso por carretera.

“Los días de lluvia se vuelve prácticamente imposible llegar”, enfatizó. “A pesar de estos desafíos, mantenemos las expectativas para este año y hemos logrado mantener la misma matrícula que en años anteriores”.

Cabrera también destacó las dificultades adicionales que enfrenta el plantel educativo debido a la falta de personal de servicio, siendo los propios docentes responsables de tareas de mantenimiento y limpieza.