“El problema es por la bajante del río, el mismo que nos afectó hace unos años atrás y por el cual presentamos un amparo”, declaró De Sá con firmeza, señalando la recurrencia de un problema que las autoridades parecen incapaces de resolver de manera definitiva. Recordó cómo, en el pasado, las promesas de soluciones fueron seguidas por la inacción y la falta de cumplimiento de los plazos establecidos.

“En ese momento vino el gobernador, regaló tanques, mangueras y anunció obras que no cumplieron con los plazos”, lamentó De Sá, destacando la falta de compromiso y responsabilidad de las autoridades ante una situación que afecta la vida diaria de miles de habitantes de Iguazú. Años pasaron desde entonces, pero los problemas persisten.

La situación actual es desalentadora. “La solución siempre es proveer agua un día y otro no”, explicó De Sá, señalando la irregularidad en el suministro que deja a barrios enteros y zonas desatendidas y sin acceso al vital líquido. Incluso se mencionaba la posibilidad de una nueva toma de agua en el arroyo Mbocay, pero los problemas en la planta de tratamiento dejaron opción en el limbo.

“El problema de la planta es que los piletones se resecaron y rajaron por completo”, describió De Sá con indignación. “Fue un descuido grosero el descuidar la planta que ahora no puede funcionar ni al 20%”. La negligencia y falta de mantenimiento han llevado a una situación crítica que parece no tener solución a corto plazo.

Pero la falta de agua no es el único flagelo que azota a la comunidad de Iguazú. De Sá señaló problemas con el servicio de energía, caracterizado por cortes frecuentes, bajadas de tensión y pérdidas de electrodomésticos. Ante esta situación, convocarán nuevamente al comité de crisis para analizar la situación y tomar medidas urgentes.

En medio de esta crisis sin fin, los vecinos de Iguazú alzan la voz en busca de respuestas y soluciones concretas por parte de las autoridades.