
“La idea es que los chicos estén jugando y estudiando”, dijo Cantero y aseguró que, en la periferia posadeña, producto del parate de la actividad por la pandemia, se genera desarraigo. “No van a estudiar y están pasando cosas con el tema de oleros”, advirtió.
Desde la ULRA advirtieron que “al no haber venta de ladrillos, hay deserción y maltrato” y denunciaron que “al no haber sustento económico, repercute en el más débil”.
En ese sentido, Cantero advirtió que “el tema de los oleros siempre fue complicado” y solicitó al Gobierno provincial “una política de Estado más seria para el sector”.
En medio de la campaña de concienciación de explotación y trabajo infantil conjunta con el municipio, Cantero aprovechó la difusión mediática para pedir donaciones de 24 chapas de zinc para techar una vivienda destinada a niños y adolescentes en el barrio Porvenir II.