Lidia Cura, docente de grado de Profundidad, resaltó la importancia de la copa de leche como un sustento valioso para los niños en su comunidad. Sin embargo, durante el receso invernal, los niños se encontrarán sin este recurso. Cura expresó su deseo de contar con un comedor escolar, pero señaló que el presupuesto actual no lo permite.

En cuanto a la demanda, Cura mencionó que en su escuela de turno mañana hay 40 niños y en el turno tarde, 35. Afirmó que los niños de primero a séptimo grado desean recibir esta asistencia. También, destacó que muchas de las familias que se benefician de la copa de leche son empleados municipales o familias que dependen de planes del gobierno para subsistir.

Además, Cura mencionó las dificultades financieras que enfrentan las escuelas. Explicó que no pueden cobrar una cooperadora debido a que los niños no tienen recursos para contribuir. Todos los materiales necesarios, como tizas, registros o papel, requieren recursos adicionales que los maestros deben pagar de su propio bolsillo.

Por su parte, Lorena Benito, profesora en Jardín América, también compartió su perspectiva sobre la situación. Trabaja en tres escuelas con alrededor de 1000 alumnos, y señaló que en el nivel terciario la mayoría de los estudiantes son mujeres, algunas de ellas embarazadas o con hijos. Benito destacó que la vulnerabilidad emocional es uno de los mayores desafíos, ya que los adolescentes lidian con problemas de autoestima, cuestiones relacionadas con su cuerpo y bullying, todo esto en un entorno familiar distante o con poco conocimiento sobre cómo abordar estas necesidades de los adolescentes.

Los docentes valoran el apoyo de los preceptores, quienes desempeñan un papel fundamental al mantenerlos informados sobre la situación de los grupos y las necesidades específicas de los estudiantes.