Mariana Pizarro, militante y activista feminista, dialogó con el programa “Somos Identidad” sobre la conmemoración de los 8 años del movimiento #Niunamenos. Durante la conversación, abordó varios temas importantes relacionados con la violencia de género y los derechos de las mujeres.

Pizarro enfatizó la necesidad de hacer un seguimiento de los casos de niñas violadas y obligadas a llevar adelante embarazos, así como de investigar las condiciones en las que son enviadas y si regresan con sus agresores, además de registrar a sus hijos a su nombre.

En ese sentido, la activista destacó que todas las personas tienen derecho a expresar sus opiniones siempre y cuando no afecten los derechos de los demás y se refirió a la falta de centros de apoyo para madres solteras y mencionó que a las activistas “verdes” se las suele contactan para pedir pañales y leche.

Enfatizó que las situaciones de violencia abarcan diversas formas delictivas, incluyendo todas las tipificaciones de violencia que se encuentran en el código penal y en la ley Nº26485, que aborda la violencia de género. Pizarro resaltó la importancia de reconocer la violencia económica y patrimonial, así como las restricciones de movimiento y la pérdida de libertad de las mujeres.

Pizarro mencionó que las víctimas de violencia de género las contactan para obtener información sobre la Educación Sexual Integral, asesoría legal y asesoría psicológica. Criticó la tendencia a culpar a la víctima por los delitos cometidos por otros, afirmando que la víctima no está cometiendo ningún delito, sino que está buscando ayuda.

Con respecto al avance logrado en los últimos años, la militante señaló que ha habido una mayor visibilidad de las luchas feministas desde 2015. Sin embargo, también mencionó que gremios y partidos políticos han intentado sumarse a los movimientos feministas asignando tareas relacionadas con el género.

Pizarro expresó preocupación por los casos en los que intentos de femicidio son catalogados como lesiones leves por parte de la justicia. Explicó que muchos agresores saben cómo golpear sin dejar marcas visibles, lo que dificulta que las víctimas puedan demostrar la violencia que han sufrido.

Criticó el requisito impuesto por el sistema de justicia de que las víctimas traduzcan las pruebas y la falta de denuncia en casos sin pruebas suficientes. Pizarro argumentó que los fiscales a menudo actúan como abogados defensores de los agresores, minimizando las denuncias y desconfiando de las víctimas.

Finalmente, Pizarro planteó el tema de la violencia vicaria, cuando se utiliza a los hijos para ejercer violencia contra las madres. Subrayó que esto genera dudas sobre la credibilidad de las madres involucradas.

Las declaraciones de Mariana Pizarro ponen de manifiesto los desafíos continuos que enfrentan los activistas en la lucha por los derechos de las mujeres y la necesidad de cambios sociales y sistémicos para abordar la violencia de género y apoyar a las sobrevivientes.