La situación se agrava con las deficiencias en la infraestructura escolar. “No tenemos comedor, no alcanza para darle merienda a los chicos porque tenemos que recortar gastos para llegar con la plata que mandan”, lamentó. La falta de personal como porteros y cocineros también pone a prueba la creatividad de los maestros, quienes se ven obligados a improvisar soluciones para garantizar el funcionamiento básico de las escuelas.

“Nos genera indignación. No nos están escuchando”, expresó con frustración. La sensación de ser ignorados por las autoridades se convertió en una constante, dejando a los docentes con la sensación de estar librando una batalla solitaria.

Sin embargo, a pesar de los obstáculos, la determinación de Rott y sus colegas permanece intacta. Siguen alzando la voz, exigiendo no solo un salario digno, sino también condiciones escolares que permitan brindar una educación de calidad a los niños de Colonia Aurora.