“Es un disgusto lo que vivimos hoy”, expresó al inicio de la entrevista, reflejando el sentir de muchos educadores ante la situación actual. La discusión se centra en una circular emitida por el CGE (Consejo General de Educación), firmada por la señora Daniela López, que busca abordar lo que el organismo considera como incumplimiento de la prestación laboral por parte de los trabajadores adheridos a medidas de fuerza.

Según Gurina, la medida de fuerza a la que se adhirieron es una respuesta legítima a las dificultades que enfrentan los docentes en su labor diaria. Criticó también la intención del CGE de delegar en supervisores y directores la ejecución de medidas disciplinarias, lo que perciben como una forma de imponer mano dura.

La situación alcanza niveles alarmantes, según Gurina, quien compartió el caso de una profesora del colegio nacional que inició un ayuno debido a la imposibilidad de alimentar a sus propios hijos. Además, denunció prácticas de despilfarro, como una fiesta de despedida para una supervisora en medio de la crisis económica que afecta a los docentes.

“Esto no es una anarquía, es una lucha de clases del sector docente que dice basta de indigencia y pobreza”, afirmó Gurina en respuesta a las críticas del gobierno. Destacó la legalidad del paro convocado y lamentó la falta de diálogo por parte de las autoridades, lo que, en su opinión, complica aún más la situación.

La movilización no se detiene. Gurina mencionó una “tremenda marcha en San Javier” como muestra del descontento generalizado. Instó también a que directivos y supervisores se unan a la movilización en apoyo a los reclamos de los docentes.

Los números son contundentes: las maestras de grado se encuentran por debajo de la línea de indigencia, con salarios que oscilan entre los 270 mil y 350 mil pesos, según Gurina. La necesidad de buscar un segundo turno laboral para llegar a fin de mes agobia a muchos, generando estrés y dificultades adicionales.