Una persona murió y al menos 20 resultaron heridas este viernes en una manifestación contra el Gobierno de Paraguay, en protesta por corrupción y por la gestión del sistema sanitario, con profesionales sanitarios que reclaman suministros para poder hacer frente a la pandemia de coronavirus.
Además, en esa jornada, el ministro de Salud nacional Julio Mazzoleni, renunció a su cargo tras las críticas a su gestión por el aumento de casos y muertes por coronavirus en el país.
La manifestación, en un principio pacífica, había sido convocada junto al Congreso Nacional para exigir la renuncia del presidente, Mario Abdo Benítez, por la gestión de la pandemia. Sin embargo, en torno a las 20.00 hora local, la Policía fue con piedras y disparos de armas de fuego.
Los ciudadanos se manifestaron con el grito “fuera Marito” por la falta de respuestas concretas de las autoridades por los “contagios masivos de Covid-19”, según señalaron.
El sistema de salud está “colapsado” y muchos de los afectados tuvieron que vender sus casas, vehículos, muebles para solventar los gastos de sus familiares internados.
Ante la gravedad de los disturbios, en un momento dado, los policías han pedido una tregua a los manifestantes mostrando pañuelos blancos en las inmediaciones del Panteón de los Héroes de Asunción. Estos hechos dejaron comercios saqueados y un intento de quemar el Ministerio de Hacienda, según ha informado ‘Hoy’.
Además, medios locales también han confirmado un fallecido en el hospital en relación con los altercados, pero según la jefa de Relaciones Públicas de la Policía Nacional, Elena Andrada, la persona fallecida no tiene relación con la manifestación.
La palabra de las autoridades
El ministro del Interior, Arnaldo Giuzzio, ha declarado a medios locales que el presidente Mario Abdo ha expresado su preocupación por los enfrentamientos y ha asegurado que la violencia fue causada por un grupo que no formaba parte de los manifestantes.
Mientras, desde la oposición, la diputada Kattya González, del Partido Encuentro Nacional (PEN), condenó la represión policial contra los manifestantes y ha tachado de “vergonzoso” ver a algunos “pescadores de río revuelto” hablar de corrupción aprovechando las protestas.
El Gobierno paraguayo reconoció que la escasez de medicamentos para tratar a pacientes de COVID-19 y que casi todas las camas de cuidados intensivos de los hospitales públicos estaban llenas.