Salud

Dormir entre las 10 y las 11 de la noche reduce el riesgo de enfermedades cardíacas

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Así lo señala un estudio del Reino Unido que hizo un seguimiento durante más de 5 años a más de 3 mil personas.

Dormir entre las 10 y las 11 de la noche reduce el riesgo de enfermedades cardíacas

Las horas dedicadas al dormir por la noche traen muchos beneficios para la salud humana. Si se duerme bien, hay un mejor desempeño durante el día, más concentración y optimismo y se toman mejores decisiones.

Dormir también ayuda al cuerpo a combatir enfermedades. Un nuevo estudio en el Reino Unido reveló que acostarse entre las 10 y las 11 de la noche es el mejor horario para reducir el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.

Encontraron que esa hora de la noche se asocia a un menor riesgo de padecer enfermedades cardíacas en comparación con los horarios más tempranos o tardíos. Publicaron el estudio en European Heart Journal – Digital Health, una revista de la Sociedad Europea de Cardiología.

El cuerpo tiene un reloj interno de 24 horas, llamado ritmo circadiano, que ayuda a regular el funcionamiento físico y mental”, explicó el autor del estudio, el doctor David Plans, de la Universidad de Exeter, en el Reino Unido.

“Aunque no podemos concluir la causalidad a partir de nuestro estudio, los resultados sugieren que es más probable que las horas de acostarse temprano o tarde alteren el reloj corporal, con consecuencias adversas para la salud cardiovascular”, aclaró el investigador.

Anteriormente, otros estudios habían investigado la relación entre la duración del sueño y las enfermedades cardiovasculares. Pero la relación entre el horario de sueño y las enfermedades cardíacas estaba poco explorada. Este nuevo estudio examinó la asociación entre el inicio del sueño medido objetivamente, en lugar del horario autoinformado, en una gran muestra de adultos.

El estudio incluyó a 88.026 individuos del Biobanco del Reino Unido reclutados entre 2006 y 2010. La edad media de los participantes era de 61 años (rango de 43 a 79 años) y el 58 por ciento eran mujeres. Los datos sobre el inicio del sueño y la hora de despertarse se recogieron durante siete días utilizando un acelerómetro de muñeca. Los participantes completaron evaluaciones y cuestionarios demográficos, de estilo de vida, de salud y físicos.

A continuación, se realizó un seguimiento para detectar un nuevo diagnóstico de enfermedad cardiovascular, que incluyó infarto de miocardio, insuficiencia cardíaca, cardiopatía isquémica crónica, ataque cerebrovascular y ataque isquémico transitorio.

Durante un seguimiento medio de 5,7 años, 3.172 participantes (3,6%) desarrollaron una enfermedad cardiovascular. La incidencia de enfermedades cardiovasculares fue mayor en los que dormían a medianoche o más tarde y menor en los que empezaban a dormir entre las 10 y las 10:59 horas de la noche.

Los investigadores analizaron la asociación entre el inicio del sueño y los eventos cardiovasculares después de ajustar la edad, el sexo, la duración del sueño, la irregularidad del sueño (definida como la variación de las horas de acostarse y despertarse), el cronotipo autodeclarado (que significa que algunas personas que consideraban madrugadores y otras noctámbulas), el estado de tabaquismo, el índice de masa corporal, la diabetes, la presión arterial, el colesterol en sangre y el estado socioeconómico.

En comparación con el inicio del sueño entre las 10 y las 10:59 de la noche, había un 25 por ciento más de riesgo de enfermedad cardiovascular con un inicio del sueño a medianoche o más tarde, un 12 por ciento más de riesgo entre las 11 y las 11:59 de la noche, y un 24 por ciento más de riesgo por quedarse dormido antes de las 10 de la noche.

En un análisis adicional por sexo, la asociación con el aumento del riesgo cardiovascular fue más fuerte en las mujeres, y sólo el inicio del sueño antes de las 10 de la noche siguió siendo significativo para los hombres.

El resultado del estudio sirve para tener en cuenta en el contexto de un problema creciente a nivel mundial: según datos de la Organización Mundial de la Salud, el 40 por ciento de la población duerme mal por diferentes causas. La mayoría de los adultos necesitan de 7 a 8 horas de sueño por noche para una buena salud y funcionamiento mental. Algunos adultos necesitan hasta 9 horas de sueño por noche. Sin embargo, no todos duermen las horas necesarias.

Entre las razones que reducen la cantidad de horas, están las actividades nocturnas, ya sean laborales o sociales. Son una de las razones principales por las que la gente no duerme lo suficiente. Otra razón es que el entorno no es favorable. Es mucho más difícil obtener una buena noche de sueño en un dormitorio con mucho ruido o luz, o que es muy frío o caliente.

Se suma el uso de los productos electrónicos, como las tabletas y los teléfonos móviles que emiten sonidos durante la noche y pueden afectar el sueño. También pueden hacer imposible desconectarse del mundo de la vigilia. Algunos problemas de salud pueden evitar que se consiga un sueño profundo, como la artritis o el dolor de espalda

Hace dos años, otro trabajo también había destacado la importancia de dormir bien para el cuidado de la salud cardiovascular. Se encontró que las personas que duermen menos de seis horas pueden tener un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular en comparación con aquellas que lo hacen entre siete y ocho horas, según sugieren los resultados del estudio PESA CNIC-Santander, publicado en el Journal of American College of Cardiology (JACC).

Según la investigación, el sueño de ‘mala calidad’ aumenta el riesgo de aterosclerosis, que es la acumulación de placas en las arterias de todo el cuerpo.

Los participantes que dormían menos de seis horas tenían una probabilidad de un 27 por ciento mayor de tener aterosclerosis en todo el organismo.

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