En el bar del Social Club de Apóstoles, los jueves se viven momentos llenos de pasión y ritmo con las clases de tango ofrecidas por el profesor Gustavo Golart. En una entrevista con “Otro día Más” de Radio Social Club, Golart compartió detalles sobre su trayectoria y la propuesta de las clases.

Golart, quien reside en Posadas desde hace 13 años, es un bailarín y profesor de danzas con experiencia. Se graduó en 2018 en la Escuela de la provincia y ahora está regresando a Apóstoles para impartir sus conocimientos en el bar Social Club. Además de su labor como profesor, también se desempeña como preceptor.

Las clases de tango se llevan a cabo los jueves de 20:00 a 22:00 horas, seguidas de una milonga que se extiende hasta la medianoche. Durante las clases, se enseña con música de pista y se practican los pasos del tango. Aquellos que se animen tienen la oportunidad de quedarse a bailar durante la milonga.

Golart destaca que las clases están abiertas a personas de todas las edades, aunque suele asistir principalmente gente de mayor edad. La primera clase es gratuita, permitiendo a los interesados probar y decidir si les gusta. Luego, las clases tienen un costo de 4 mil pesos mensuales por persona, mientras que las parejas tienen la opción de pagar 6 mil pesos.

La pasión por el tango ha llevado a algunas personas a viajar desde lugares como Cerro Azul para asistir a las clases en Apóstoles. Golart explica las diferencias entre la milonga y el tango, señalando que la milonga es más divertida y el tango tiene un carácter más serio, tanto en el ritmo como en los pasos.

El tango puede parecer desafiante al principio, pero según el profesor, una vez que se adquiere la destreza necesaria, es un baile que permite avanzar y disfrutar plenamente. Para las clases iniciales, se recomienda vestir ropa cómoda y zapatillas, aunque a medida que se adquiere práctica, las mujeres pueden optar por llevar zapatos de tacón para potenciar la elegancia de la caminata.

En cuanto a la dinámica de la milonga, Golart explica que se utiliza toda la pista, pero hay códigos que se deben respetar. El baile se desarrolla en sentido contrario a las agujas del reloj, y existen roles definidos. El rol del conductor corresponde generalmente al varón -aunque también es común ver a mujeres bailando entre sí y hombres haciendo lo mismo-. El conductor guía a la pareja mientras que el conducido está a disposición, aunque no siempre es fácil dejarse llevar.