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Oberá: dictan preventiva a dueño de un gimnasio acusado de violencia de género

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La chica sufrió una grave lesión cervical y acusa a su pareja, pero ningún testigo avala sus dichos y el mismísimo fiscal de la causa pidió la falta de mérito para el imputado. Los abogados del acusado apuntan al juez por prevaricato.

Oberá: dictan preventiva a dueño de un gimnasio acusado de violencia de género

[vc_row][vc_column][vc_media_grid grid_id=”vc_gid:1485774291586-12eed0df-f3ee-9″ include=”89325″][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]OBERÁ (Escribe Walter Anestiades). El viernes último Horacio Alarcón, juez de la ciudad de Oberá, dictó la prisión preventiva para el dueño de un gimnasio local acusado de violencia de género por su concubina. La mujer, además, lanzó serias imputaciones contra el personal del Hospital Samic que la atendió. La chica sufrió una grave lesión cervical y acusa a su pareja, pero ningún testigo avala sus dichos y el mismísimo fiscal de la causa pidió la falta de mérito para el imputado. En consecuencia los abogados del hombre acusan a Alarcón de prevaricato (delito producido cuando, en este caso un juez, dicta una resolución arbitraria que no se ajusta a derecho a sabiendas de que lo es).

Yennifer Guayaré es obereña, empleada,  tiene 25 de años de edad y un hijo de cuatro años de una relación anterior. Javier Orlando Batista es porteño, maneja un gimnasio y tiene 36 años. Fueron novios durante un año y concubinos durante un mes. En la noche del miércoles 14 de diciembre pasado fueron a una cena gremial en el Club Cooperativa de Oberá, ubicado en la calle Orcadas (celebraban que el 15 era el día del trabajador camionero). Al salir, según Yennifer, Javier iba adelante, ambos habían bebido champagne y cuando le pidió las llaves de la casa que comparten él la tomó del pelo. Luego, manifiesta, no recuerda más nada hasta que se despertó y se vio tirada en la calle, ensangrentada, con dolor de cabeza y cuello y sin sensibilidad en los brazos y en las piernas. Al salir, según Javier y sus testigos, Yennifer  iba atrás beoda y al intentar agarrar a Javier de un brazo, él quitó el cuerpo de su alcance y ella perdió el equilibrio cayendo  a la vereda y golpeando su cabeza en el suelo.

Como testigos de lo que dice Javier aparecen su madre, su hermana y un cuida-coches del lugar. Como testigos de lo que dice Yennifer no aparece nadie.

Yennifer sufrió una gravísima lesión: fractura de dos vértebras cervicales (C4 y C5). Además (según consta en el expediente Nº 147.126) declaró haber padecido una odisea en el hospital Samic de Oberá.

Cargada en el auto de su suegra, manejado por su cuñada, Yennifer llegó a la guardia del hospital entrada la madrugada. Narra que pasó unas tres horas en las que no le colocaron cuello ortopédico ni le hicieron radiografías. Y que el médico de guardia asumió la versión de Javier de que estaba borracha. A las cinco y media de la mañana del jueves 15 personal de guardia del Samic contactó a Perla, tía de Yennifer, que llegó al hospital y a partir de su llegada empezaron a dinamizar su atención (Perla trabaja en el hospital). Ya en manos del neurólogo del Samic -y con placas de la columna cervical en la mano-el médico advirtió que la lesión era tan grave que ameritaba el traslado a Posadas. A las diez de la mañana Yennifer ingresó al Hospital Madariaga. El sábado la operaron. Pasó días internada y ahora está en casa de sus padres en Oberá.

Hace poco sus amigos organizaron un torneo de voleibol a favor de recaudar fondos para afrontar los costos de su recuperación. Por el momento Yennifer está cuadripléjica.

Desde el Samic niegan los dichos de Yennifer y el médico de guardia declaró que tenía aliento etílico. Aún así las autoridades iniciaron un sumario administrativo a favor de deslindar responsabilidades (si consideraron la posibilidad de estar ante un caso de violencia de género, debieron hacer la denuncia correspondiente).

Javier está detenido en la Seccional Tercera de Oberá. La madre (Cecilia)  y la hermana (Gabriela) coinciden en señalar que Yennifer cayó por beoda y no porque nadie la haya tirado. Al tiempo se sumó el testimonio de Antonio B., un cuida-coches de 47 años de edad, que declaró que esa noche fue contratado para vigilar el estacionamiento y solo vio a Javier intentando levantar a Yennifer del suelo y pidiendo atención para ella, pero que no vio nada más.

El fiscal de la causa, Estanislao Elías Bys, consideró que no había motivo alguno para inculpar a Javier y pidió al juez que dicte la falta de mérito. Alarcón, por el contrario, dictó la prisión preventiva para el acusado y ordenó su traslado a la cárcel de Cerro Azul (aunque el cumplimiento del traslado se demoraría varios días). El juez, en sus considerandos, sostiene que la libertad de Javier conlleva un riesgo para Yennifer.

Al respecto los abogados Orlando Luis Flosi y Héctor Sebastián Flosi dialogaron con Misionescuatro y enfatizaron su rotunda disconformidad con lo actuado: “La sola acusación de un delito no transforma a nadie en culpable- señaló Sebastián Flosi-porque en un estado de derecho, para dictarle la prisión preventiva a alguien tiene que haber un sustento jurídico y este no es el caso. La chica dice que Javier la empujó. Nadie vio eso. Por el contrario varios testigos cuentan que se cayó al perder el equilibrio por haber bebido en exceso. Una cosa es la bienvenida lucha contra la violencia hacia la mujer. Otra cosa, muy distinta, es banalizar algo tan serio hasta lograr que todo hombre acusado de algo por una mujer sea automáticamente culpable. Eso puede dar pie a muchas injusticias”, concluyó.

El abogado Flosi se detiene en una verdad incómoda. La necesidad de aprender a separar la paja del trigo. Decía Víctor Hugo, el célebre autor de “Los miserables”, que “No existe en el mundo nada más poderoso que una idea a la que le llegó su tiempo”. Estamos en una época en la que salen a la luz cientos de casos de mujeres maltratadas, humilladas y asesinadas por hombres que se creen con derecho a hacerlo por una cuestión de género. Bienvenida es la concientización y el arduo trabajo para luchar contra tamañas aberraciones que las mujeres padecen sin cesar a manos de seres abominables. Pero ¿qué sucede si un hombre es acusado injustamente?  (y no decimos que este sea el caso porque el periodismo no es la justicia). ¿Quién va a creerle? Es la eterna disputa entre la verdad y lo verosímil. La verdad necesita ser cierta. Lo verosímil no. Le alcanza con ser creíble.

Yennifer está postrada en una cama sin movilidad del cuello para abajo. Eso es un hecho.

Será justicia.

¿Será?

 

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