Notable fue el cambio discursivo que adoptó el actual presidente Alberto Fernández, que un principio dudaba sobre la hipótesis de que se haya suicidado, tal y como lo declaró en 2017 cuando fue consultado en base al documental sobre la vida y muerte del fiscal, y que el primer día del presente año contradijo alegando que “hoy las pruebas acumuladas no dan lugar a pensar que haya sido un asesinato”.
En cuanto a la Vicepresidenta Cristina Fernández, sus primeras declaraciones el 22 de enero de 2015 fueron que “lo usaron vivo y ahora lo necesitaban muerto”, mientras que en su libro titulado Sinceramente, publicado en 2019 indicó que a lo mejor “la hipótesis de homicidio quedó debilitada”.
Diferente el caso de Sergio Massa, que siempre se mostró firme en su postura y volvió a asegurar que “no parecía que la actitud que traía previo a su fallecimiento sea la actitud de alguien que piensa en suicidarse. En todo caso, intuitivamente, creo más en el homicidio o en el suicidio inducido” el 16 de enero del presente año.