Gómez expresó que, a pesar de las circunstancias, se encuentran en una situación bastante estable. Hizo referencia a que el año pasado fue especialmente exitoso, describiéndolo como un “boom” para su labor artesanal. Sin embargo, señaló que, aunque el movimiento sigue siendo bueno, se percibe una disminución en comparación con el año anterior.

Al abordar las dificultades, Gómez destacó el aumento significativo en los costos de los insumos, que se incrementaron en un 200 o 300%. Esta realidad presenta un desafío adicional para los artesanos que buscan mantener la calidad de sus productos en un mercado competitivo.

En cuanto a su clientela, mencionó que la mayoría de los compradores son turistas atraídos por la naturaleza. Enumeró algunos de los productos más solicitados, como colgantes de tacuara, semillas y, por supuesto, yerba, destacando la conexión de los visitantes con la cultura y la tradición local.

Al ser consultado sobre las condiciones del lugar donde trabaja, el artesano reveló que el pedido de techos para el Paseo Bosetti se realizó hace aproximadamente tres años. Aunque se hicieron propuestas en ese momento, lamentablemente todo quedó en el olvido. El artesano enfatizó la falta de seguridad en la zona, subrayando la ausencia de medidas que afecta directamente a los artesanos, quienes deben llevar y traer sus productos sin contar con las condiciones adecuadas.