El barrio, que comenzó su construcción en 2016-2017 en la zona de avenida Jauretche, enfrenta retrasos y promesas incumplidas. “Al día de hoy no se terminó nada”, expresó, subrayando que muchos vecinos se encuentran en condiciones precarias debido a la falta de servicios básicos como luz, agua y cloacas. Sorprendentemente, incluso las casas terminadas fueron construidas por los propios vecinos con su inversión.

Florido describió cómo la inmobiliaria operaba, ofreciendo viviendas llave en mano con servicios incluidos. “Vos hacías una entrega del 50% y con eso ellos congelaban los materiales. Después podías financiar en cuotas fijas hasta en 10 años”, explicó. Sin embargo, las promesas no se cumplieron y las viviendas quedaron incompletas.

El plazo de construcción, originalmente estimado en 18 meses, se incumplió ampliamente. “Ellos están en quiebra y desde la municipalidad y EMSA nos dicen que los dueños del loteo se hacen cargo de bajar la luz y agua”, lamentó. A pesar de los títulos de propiedad en mano y el pago de impuestos municipales, los vecinos no reciben los servicios prometidos y se enfrentan a cargas financieras adicionales.

A pesar de las acciones legales emprendidas por los vecinos, incluidas más de 40 demandas por incumplimiento contractual, las dificultades persisten. “Podemos llevarlos presos, pero seguimos sin luz ni agua”, enfatizó el damnificado.

Florido expresó su frustración y desesperación. “Siento impotencia total. Invertí ahorros de toda mi vida. Pagamos la casa terminada y lista para vivir y la tenemos que volver a hacer”, compartió con resignación. La inmobiliaria, a pesar de cambiar su nombre, sigue operando y vendiendo propiedades, dejando a los residentes luchando por justicia y condiciones de vida dignas.