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Crimen de Marilyn Bárbaro: el único imputado aceptó su culpa pero quedaría libre

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Rubén Oscar Schnimg, llegó a un acuerdo con el fiscal de la causa por la que este jueves, estaba previsto que inicie el Juicio Oral. Así, no se realizará el debate en el que se expondrían los promenores del femicidio que salpica al poder político renovador.

Crimen de Marilyn Bárbaro: el único imputado aceptó su culpa pero quedaría libre

OBERÁ. El juicio oral y público por el crimen de María Elena “Marilyn” Bárbaro, previsto para esta mañana en la sede del Tribunal Penal 1 de Oberá, fue suspendido a favor de que el único imputado que queda reconoció su culpabilidad y firmó un juicio abreviado, una modalidad prevista en el Código Procesal Penal que permite una salida alternativa mediante un acuerdo entre el Fiscal, el imputado y su Defensa.

Rubén Oscar Schnimg, hoy con 36 años de edad, fue el único de los cinco originalmente acusados que admitió haber estado en el lugar del crimen y estuvo siete años detenido por el caso. Si el tribunal aprueba el acuerdo entre el acusado y la fiscalía, es altamente probable que, dado el tiempo que ya estuvo detenido, Schnimg permanezca en libertad más allá de la pena que le impongan.

Acuerdo para el Juicio Abreviado

Ahora todos son subrogantes, a favor de que jueces y fiscales en su momento se declararon incompetentes: los integrantes del Tribunal Penal Uno, los jueces civiles Jorge Erasmo Villalba, Ivonne Heppner y Mónica Drganc Fernández. Y el fiscal de Instrucción Uno, Estanislao Elías Bys.

Roberto Jaime Delacourt es el abogado de Schnimg, el único que permaneció imputado luego de que la justicia absolviera a los otros cuatro acusados: Matías Ortiz (hijo de la entonces diputada provincial oficialista Marlene Carballo), Gabriel Piotroski, Patricio Do Santos y Daniel “Chaparro” Núñez.

El crimen y las marchas del silencio

En la noche del sábado 17 de abril de 2004 “Marilyn”, de 54 años de edad y con secuelas físicas de una poliomielitis que la afectó durante la epidemia nacional que el país sufrió en 1956, fue atacada en su casa de Oberá, le rompieron la cabeza a golpes y la enterraron aún viva en el sótano de la vivienda.

A partir de allí la actuación del estado, en cualquiera de sus formas, fue propia de los feudos. Una de sus hermanas,  Juana, apodada “Ticha”, encaró una lucha ciudadana a favor de recibir justicia. Organizó marcha tras marcha, las primeras multitudinarias y las últimas casi en soledad, pero no la consiguió: falleció en Buenos Aires, en el invierno de 2017.

Ahora el tribunal, a horas de que comience la feria judicial, deberá decidir si aprueba el acuerdo entre la defensa del imputado y la fiscalía. Y si lo hace, dictar sentencia.

“Donde no hay justicia es peligroso tener razón”, dijo Francisco de Quevedo hace siglos. Y los Bárbaro lo saben bien.

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