“Soy productor hortícola, tengo algo de pollo y empezamos con cerdos por el desperdicio de verduras”, reveló, describiendo la diversidad de actividades que conforman su día a día. Desde su galpón en la chacra, donde la señal de teléfono escasea, hasta el cuidado de sus cultivos, el productor se esfuerza por mantener una producción lo más natural posible, utilizando fertilizantes y técnicas tradicionales para garantizar una cosecha de calidad.

Una parte importante de su negocio es su participación en la feria franca local, que cuenta con 22 productores y opera tres días a la semana. Muller destacó el crecimiento de la feria, con la reciente incorporación de feriantes de Libertad, lo que refleja la creciente demanda y el interés de la comunidad por productos frescos y locales.

Sin embargo, reconoció los desafíos que enfrenta como productor y feriante, especialmente en términos de costos y logística. “El traslado del productor se complica por los costos de combustible”, señaló. Para mitigar estos desafíos, adoptó estrategias innovadoras, como la promoción de ofertas a través de WhatsApp y redes sociales, que han demostrado ser efectivas para atraer a los clientes y aumentar las ventas.

A pesar de los altos costos de producción y los desafíos logísticos, sigue comprometido con su trabajo y con la feria franca, que ha evolucionado de una respuesta a la crisis a un pilar fundamental de la comunidad. “La feria nació de la crisis y con el tiempo nos acostumbramos a vender en otro nivel”, reflexionó, destacando la resiliencia y la adaptabilidad de los productores locales en un entorno cambiante.