“Hay un clima de amistad y camaradería”, señaló, destacando el apoyo mutuo entre los docentes que participan en el acampe. Además, enfatizó que la lucha es en beneficio de la familia, los padres y los niños, subrayando la responsabilidad y el compromiso de los docentes con la comunidad educativa.

“La gente debe entender que la familia docente tiene hijos”, agregó, haciendo hincapié en las dificultades económicas que enfrentan los docentes en su vida cotidiana. Explicó que, como cualquier misionero, deben hacer frente a las necesidades básicas y cumplir con las responsabilidades financieras.

“Pedimos la unión y la fuerza para la familia docente”, expresó, instando a la solidaridad y el apoyo mutuo entre los colegas. Resaltó que las circunstancias extremas, como la falta de comida y la imposibilidad de acceder a atención médica, han llevado a los docentes a tomar medidas drásticas para hacer oír sus reclamos.

“Son situaciones que uno no quiere vivir. Llegamos al extremo porque nos pica la olla y el estómago”, afirmó, describiendo la angustia y la necesidad que enfrentan muchos docentes en Misiones. Concluyó enfatizando que la situación es insostenible y que es hora de que la comunidad en su conjunto reconozca y apoye las demandas legítimas de los docentes.