“La situación era compleja. Argentina termina con un proceso de alta inflación y no es común en el mundo. Somos pocos los países con este problema”, expresó Knass, subrayando la singularidad de la situación económica del país.

Con una inflación elevada y un acuerdo fallido con el FMI, así como la falta de acceso a los mercados financieros, el profesor argumentó que era necesario implementar medidas correctivas. “La magnitud del desequilibrio que tiene Argentina, no hay forma que no recaiga sobre la actividad económica”, añadió.

Knass reconoció que la población respaldó el ajuste, pero destacó la sorpresa ante la magnitud del mismo. “El tema es que cuando viene, uno no pensaba que era así”, comentó, refiriéndose a la reacción de la ciudadanía.

Para lograr un equilibrio primario entre ingresos y gastos corrientes, Knass señaló la necesidad de ajustar tres puntos del PBI, equivalentes a casi 20 mil millones de dólares. Sin embargo, resaltó las dificultades prácticas de implementar tales ajustes sin afectar a sectores sensibles de la sociedad.

“Es difícil decirle a la gente que tiene que aguantar cuando no llegan a fin de mes”, reconoció el profesor, señalando las tensiones que pueden surgir en un contexto de ajustes económicos.

En cuanto a la devaluación, Knass la consideró inevitable, argumentando que el dólar a 350 pesos no era sostenible. También, expresó su preocupación por el impacto en los salarios, señalando que “los salarios están destruidos”.