La controversia comenzó con la acusación de que el profesor, durante una clase de apoyo en un Centro Integrador Comunitario (CIC) de Campo Ramón, abusó de un menor en el baño. Sin embargo, las fechas presentaron inconsistencias significativas, ya que el presunto incidente se afirmó que ocurrió en noviembre, pero la última clase del menor fue en octubre. Además, se destacó que el baño en cuestión carecía de trabas desde hace cinco años.

El periodista señaló las contradicciones en las pruebas presentadas durante el proceso judicial. El psicólogo del caso notó que, a pesar de la denuncia, el menor exhibía comportamientos distendidos y signos de fabulación, planteando dudas sobre la veracidad de la acusación.

La familia del profesor, en su búsqueda de justicia, solicitó pericias psicológicas que respaldaran su inocencia. Estas pericias no revelaron patologías ni problemas, llevando al fiscal a dictar la falta de mérito y, finalmente, a la liberación del profesor, quien pasó más de 300 días en prisión.

En el contacto posterior a su liberación, el profesor expresó su gratitud por el apoyo de su familia y la comunidad. Agradeció a la justicia por considerar las pruebas a su favor, destacando la importancia de la verdad en este caso.

Aunque el profesor fue absuelto, se plantea la interrogante sobre su reinserción laboral, considerando el impacto emocional y social de las acusaciones infundadas que lo mantuvieron tras las rejas durante tanto tiempo.