“El aumento era necesario porque se dispararon las cosas y era impensado mantener el precio que estaba en 850 pesos”, expresó, subrayando que el sector panadero estaba rezagado frente a las alzas en los insumos básicos. Actualmente, el promedio del kilo de pan ronda los 1500 pesos.

Acosta detalló que la harina experimentó un aumento del 40%, impactando directamente en los costos de producción. “Una bolsita de pan aumentó 86%, y así todo, levaduras y grasas”, agregó.

Con la esperanza de alcanzar una estabilización de precios, Acosta manifestó: “Esperamos una Navidad tranquila”. Asimismo, mencionó las variantes de pan dulce que ofrecen, desde opciones económicas con pasas y frutas hasta creaciones más lujosas con castañas, almendras y avellanas importadas.

“Tenemos un especial con un 140% de frutas, con un valor alto de 12 mil pesos el kilo”, comentó Acosta. Sin embargo, reconoció las dificultades para competir con productos nacionales: “Tengo uno que vale 2500 y no lo vendo porque traen pan dulce de Buenos Aires a 2 mil pesos, con pocas frutas, pero no se puede competir por los precios”.

El vicepresidente del Centro de Industriales Panaderos expresó su esperanza de que la situación alcance una “meseta” que permita mantener cierta estabilidad y, eventualmente, revertir los precios a niveles más accesibles para los consumidores.