Hace un año, los 11 millones de habitantes de la ciudad central china de Wuhan, recibieron el anuncio del primer confinamiento por coronavirus del mundo, una noticia que sorprendió y que sería la antesala de lo que iba a ocurrir en casi todos los países del mundo, poco tiempo después.

Wuhan estuvo paralizada por 76 días, durante los cuales China mostró al mundo la velocidad con la que construía hospitales y la disciplina y organización de sus habitantes para hacer frente a este trascendental hecho.

Un año después, en la ciudad donde se detectó el primer caso de coronavirus, los residentes practicaban Tai Chi o trotaban en un parque a orillas del río Yangtze, como si nada hubiera ocurrido.

Mientras la vida volvió a la normalidad en la ciudad, el resto del mundo da pelea a las variantes más poderosas del coronavirus y hace esfuerzos por continuar con las campañas de vacunación.

Los habitantes de Wuhan ya pueden ir a discotecas y el toque de queda ya no existe. “Me siento completamente seguro. La situación está bajo control y ya no tengo miedo”, afirmó Li Wenfu a la agencia de noticias AFP.

Wuhan no registró nuevos casos de Covid-19 desde mayo de 2020, aunque la amenaza del virus sigue ahí. En las últimas semanas, varias regiones de China volvieron a confinar a parte de su población, después de brotes epidémicos limitados.

La llegada de un equipo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) a esa ciudad hace unos días, recordó que la ciudad está en el centro de la investigación internacional sobre el origen del virus.