“Ayer (martes) el centro de diálisis donde me realizo las diálisis semanales me informó que, por falta de pagos, no podrían costear los gastos de tratamientos y que no iban a prestar servicio. Me dijeron que se comunicarían cuando se resolviera la situación,” explicó Ferreyra. Este mensaje, recibido a través de WhatsApp del Instituto Misionero del Riñón, dejó a Cristina en una situación desesperada.

Ferreyra indagó sobre el costo de las sesiones, descubriendo que cada una asciende a 110 mil pesos. Ante la urgencia, solicitó un notificativo por escrito, pero hasta el momento no ha recibido respuesta. “Mi hija se presentó en el Instituto Misionero del Riñón de avenida Cabred y tampoco le dieron respuestas,” añadió.

La gravedad de la situación radica en la dependencia absoluta de Ferreyra de estas sesiones de diálisis. “Hace cuatro años que no orino. Dependo de una máquina para que me quite el líquido del cuerpo y me limpie la sangre. Estoy en lista de espera de trasplante desde hace cuatro años,” comentó.

En respuesta a la falta de atención, la hija de Ferreyra inició una campaña en redes sociales para visibilizar la situación y buscar soluciones. Aunque le aseguraron que resolverían el problema, la familia aún está a la espera de respuestas concretas. “Mi hija quiso pagar la diálisis y no le quisieron cobrar,” añadió, destacando la confusión y la falta de claridad en la respuesta del centro.

Ante la falta de alternativas, Ferreyra expresó su intención de buscar otro centro para realizar las sesiones necesarias. “Son tres sesiones por semana. No puedo pasar un día sin mi sesión,” concluyó, enfatizando la urgencia de su tratamiento para mantenerse con vida.