Una de las premisas fundamentales que rigió este proceso es la transparencia. Bonetto afirmó que “el principio general del escrutinio es que no se abran las urnas”, subrayando la confianza depositada en los certificados de los fiscales partidarios y las actas de las autoridades de mesa. “Se hace una comparación de los certificados que tienen los fiscales partidarios con el acta remitida por la autoridad de mesa a la autoridad electoral. Si coinciden, no hay motivos para abrir las urnas”, detalló.

Aunque la mayoría de las mesas arrojaron resultados congruentes, algunas solicitaron la apertura de urnas debido a discrepancias. Bonetto señaló que “en algunas mesas se pidieron aperturas”, enfatizando el compromiso de garantizar la certeza en el proceso electoral.

“Estamos cotejando los datos del escrutinio de privados de la libertad”, comentó, reafirmando la importancia de considerar cada voto, independientemente de la procedencia del elector.

En relación con el voto en blanco y los votos nulos, Bonetto aclaró que “el voto en blanco es válido, nada más que el elector no expresó referencia”, y destacó que “el nulo no tiene posibilidad de cómputo”.