El colectivo estuvo llevando adelante una serie de medidas de protesta, como un acampe en la Plaza de los Congresos, Buenos Aires, para hacer escuchar sus demandas y exigir una respuesta a sus necesidades laborales.

Recientemente, obtuvieron una pequeña victoria con la aprobación de la ley de acompañante terapéutico, que ahora deberá ser sometida al Senado para su aprobación final. Esta ley, de ser sancionada, regulará el trabajo de los acompañantes terapéuticos, brindándoles un marco legal necesario para su actividad profesional.

Kínder destacó que las prestaciones de discapacidad ya están incluidas en un nomenclador que las obras sociales deben cumplir, pero este no es el caso para los acompañantes terapéuticos. Esto llevó a situaciones precarias, donde algunos profesionales llegan a percibir tan solo 200 pesos por hora de trabajo.

Aunque la aprobación de la ley representa un avance significativo en la regulación de la profesión, Kínder enfatizó que aún no se garantizan derechos laborales para los acompañantes terapéuticos. La falta de respuestas por parte del IPS (Instituto de Previsión Social) en Misiones fue motivo de preocupación para el colectivo, que lucha por obtener reconocimiento y condiciones dignas para desarrollar su labor.

La falta de una regulación clara afecta tanto a los profesionales como a las familias que requieren de los servicios de acompañamiento terapéutico. La incertidumbre sobre el pago de los servicios y la dificultad para acceder a tratamientos adecuados generan una situación angustiante para todas las partes involucradas.

Jazmín Kínder dejó en claro que seguirán luchando hasta que la situación sea regularizada. “Estamos desprotegidos”, subrayó, mientras destacaba que cada vez se presentan más trabas para la aprobación de tratamientos, afectando así a quienes necesitan estos servicios.