
“Chile vivió una nueva y
triste jornada de violencia y destrucción, que estoy seguro causó dolor,
angustia y temor a la inmensa mayoría de los chilenos “, dijo acompañado del
ministro del Interior, Gonzalo Blumel, y los subsecretarios Rodrigo Ubilla y Katherine
Martorell.
Piñera se refirió a los episodios ocurridos ras la segunda
jornada de huelga general, que congregó en una manifestación multitudinaria a
diversos colectivos en la sexta semana de reclamos del estallido social que
comenzó el 18 de octubre.
Pese al “enorme y sacrificado despliegue y esfuerzo que
realizaron Carabineros y la Policía de Investigaciones, lamentablemente en
muchos lugares el orden público fue sobrepasado y la seguridad ciudadana fue
vulnerada”, afirmó.
“La violencia está causando un daño que puede ser irreparable
al cuerpo y alma de nuestra sociedad, la violencia ha significado dolorosas
pérdidas de vidas humanas y muchas personas lesionadas; la violencia está
destruyendo valioso patrimonio, tanto público como privado y símbolos, está
dañando profundamente nuestra economía”, dijo.
En ese contexto, el mandatario llamó a todos los sectores a “condenar
la violencia” sin ambigüedades, puesto que “la delincuencia organizada y la
violencia criminal le están causando un daño gigantesco a nuestro país”.
Tras dos días de huelga general progresiva convocada por la
Mesa de Unidad Social (MUS), el gobierno busca retomar la iniciativa política
abriendo la ronda de diálogo con ese bloque opositor, que reúne a más de 150
organizaciones sociales, mientras se acrecientan las denuncias por violaciones
de derechos humanos por la represión desatada en seis semanas de protestas.
La invitación del ministro del Interior, realizada el viernes
pasado, se dirigió al bloque sindical del MUS, que está integrado por otros
cinco espacios (feministas, ambientalistas, educativo, poblacional y
académico), en una nota donde subraya la necesidad de que la reunión sea “a la
brevedad posible, para comenzar un diálogo y en este camino, que es una tarea
de todos”.
El documento, titulado “Pliego de los y las trabajadoras de
Chile”, expone 10 puntos en torno a los cuales el grupo quiere abrir la
discusión: un salario mínimo nacional equivalente a 650 dólares, efectivo
derecho a huelga, jubilaciones mínimas equivalentes al salario mínimo, canasta
de servicios básicos protegidos, una modificación tarifaria al sistema de
transportes, entre otros.
Entre los puntos más relevantes, señala el dirigente, figura “una
nueva Constitución elaborada a partir de una Asamblea Constituyente”.
Este punto, acordado por un grupo de legisladores el pasado
15 de noviembre, aún aguarda definiciones sobre la “letra chica” (paridad de
género en la Asamblea Constituyente, cupos a pueblos originarios y quórum de
aprobación), además de concitar el rechazo de un porcentaje significativo de
los manifestantes que lo consideran un acuerdo “cupular”.
En la MUS hay un acuerdo transversal para exigir el fin de
las violaciones de derechos humanos, un flanco que golpea al gobierno del
presidente Sebastián Piñera tras los lapidarios informes entregados en los
últimos días por Amnistía Internacional (AI) y Human Right Watch.
El pasado domingo, Piñera anunció que enviará al Congreso un
proyecto de ley para utilizar a militares en la protección de infraestructura
pública sin necesidad de decretar estado de emergencia, en medio de la crisis
social.
La iniciativa incluye la exención penal para los integrantes
de las fuerzas de seguridad.