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¿Para qué está Passalacqua?

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Ya sabemos que cuando aún faltan cuatro meses para que culmine el período de Hugo Passalacqua en la gobernación, siete de cada diez misioneros ya han elegido a Oscar Herrera Ahuad para que, desde diciembre, sea la nueva marioneta de Rovira por otros cuatro años. Pero sucede que en los comicios no se determina quién […]

¿Para qué está Passalacqua?

Ya sabemos que cuando aún faltan cuatro meses para que culmine el período de Hugo Passalacqua en la gobernación, siete de cada diez misioneros ya han elegido a Oscar Herrera Ahuad para que, desde diciembre, sea la nueva marioneta de Rovira por otros cuatro años. Pero sucede que en los comicios no se determina quién tiene razón sino a quién la sociedad le otorga la legitimidad de seguir administrando la cosa pública (Rindfleisch fue el alcalde que más veces fue electo en Oberá. ¿Tenía razón?). De modo tal que vale la pena seguir reflexionando acerca de cuáles son las funciones que debería cumplir el gobernador. Porque a juzgar por lo que dicen la mayoría de los medios de comunicación, e incluso muchos de sus votantes, tiene poco y nada de responsabilidad sobre lo que pasa por aquí. Según estos medios pauta-dependientes todo es responsabilidad del gobierno nacional (?).

Cuándo se trata de los problemas de los productores yerbateros, el estado misionero ni siquiera sirve para lograr que se pague el precio acordado en el INYM, o el dictaminado por el laudo nacional.  ¿El estado provincial no tiene poder de policía para controlar? ¿Intenta disciplinar a esos “industriales” que, nos dicen desde hace años, son los que se llevan casi todas las porciones de la torta? ¿El gobernador de la provincia yerbatera por excelencia no tiene nada que decir ni hacer ante los avatares de los pequeños y medianos productores? Lo mismo sucede con los tealeros y los tabacaleros. ¿Tendría que intervenir don Luis Landriscina, de quién sabemos que es muy matero?

En estos días se produjo una nueva disputa entre EMSA, distribuidora provincial de la energía eléctrica que le compra la luz a CAMMESA, y la CELO, una cooperativa que hace lo mismo en diez municipios de la zona centro y le compra la luz a EMSA. Desde la CELO dicen que le pagan a EMSA pero que no les explican qué es lo que están pagando. Desde EMSA dicen que la CELO es la única de las nueve cooperativas eléctricas de Misiones que no  está pagando lo que les debe. Es obvio que alguien no dice la verdad. Y es obvio que el gobernador debería meter la nariz ante el peligro de que “EMSA le corte la luz a la CELO”, según expresó en declaraciones públicas no Juan Montoto sino Adolfo Safrán, el ministro de Hacienda provincial. ¿O eso también es responsabilidad del presidente Macri?

Difícilmente pase un día sin que algún ser humano muera a causa de algún accidente vial en alguna parte de Misiones. El asunto es multicausal y para que hayan muerto 95 personas entre enero y junio de este año (según declaró Juan Carlos Cuenca, titular del Consejo Provincial de Seguridad Vial), confluyen la irresponsabilidad al volante, el exceso de velocidad, el alcohol, los malos estados de calles y caminos, y otras cuestiones. ¿No hay ninguna medida que el gobernador pueda tomar para enfrentar un asunto en el que, evidentemente, lo que se pueda estar haciendo no alcanza? ¿Habría que consultar con el piloto Lewis Hamilton o aunque sea al “flaco” Traverso a ver si tienen las ideas que en el estado misionero no aparecen?

En el hospital Samic de Oberá, cuando un paciente tiene algo más fuerte que un resfrío, lo derivan a Posadas. En paralelo, al lado del único hospital que funciona-el del viejo edificio-se levanta otro con mucha facha pero que sigue sin funcionar a pesar de que lo vienen “inaugurando” una vez al  año. ¿Quién debería ocuparse de que el nuevo hospital funcione de una buena vez con el personal y la infraestructura que corresponde? ¿El doctor Cormillot? 

Podríamos seguir un rato largo pensando en ejemplos de problemas sufridos por los misioneros que ameritan urgente la gestión de funcionarios misioneros que viven en Misiones y que cobran un sueldo pagado por los contribuyentes misioneros.

Hemos escrito acerca del “atroz encanto de ser oficialista”. Sobre el hecho de que ser oficialista es lo más fácil que hay porque abre puertas, algunos participan del banquete, la mayoría de las miguitas (y con eso se conforman), y evita pelear con gente poderosa. Un refugio ideal para mediocres y para cobardes. De ahí que las páginas de Facebook de muchísimos dirigentes y habitantes de la provincia estén llenas de críticas a Macri, quién está a mil cien kilómetros de distancia, pero no tienen casi ninguna a Rovira o a Passalacqua, que están bien cerquita. Esta falta de exigencia agrava en cantidad y en calidad los problemas de una provincia a la que le falta de todo. Empezando por un gobernador que se involucre. Y por una prensa que lo fuerce a responder sobre los temas candentes en vez de dispensarlo o preguntarle estupideces.

Hablar todo tiempo de Macri, a cargo de una mala gestión nacional, para evitar hablar de Passalacqua, a cargo de una mala gestión provincial, es cosa de pusilánimes.

¿Para qué está el gobernador Passalacqua? ¿Para qué va estar desde diciembre el gobernador Herrera Ahuad? ¿Qué relación existe entre la Cámara de Representantes, los problemas de los misioneros, y las soluciones a esos problemas? ¿Para qué están los intendentes? ¿Quién es el responsable de darle seguridad, salud, educación, justicia, trabajo, salarios dignos, en definitiva, una adecuada calidad de vida a los más de un millón cien mil habitantes de la provincia?  Las políticas nacionales influyen en todo el territorio, vaya novedad, pero ¿todo es responsabilidad exclusiva del gobierno nacional?  ¿Los funcionarios misioneros solo están para otorgar subsidios, inaugurar  obras que luego no funcionan, opinar sobre los problemas que les competen como si fueran meros comentaristas, acomodar gente en el estado y prestar colectivos para que los que sufren vayan a joder a Buenos Aires y no molesten acá? ¿Sólo para eso están? ¿En serio?

Hace poco Carlos Rovira dijo que “los misioneros se quedaron con ganas de más Passalacqua”. ¿Eh?

“El deber es lo que esperamos que hagan los otros”, definió con ironía Oscar Wilde. Parece ser esa la función principal de Hugo Passalacqua.

Esperar que otro haga algo.

Por Walter Anestiades para MisionesCuatro.com

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