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Revelan por qué nos da más hambre cuando baja la temperatura o llueve

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Un estudio reveló por qué las personas experimentan una sensación de vacío en el estomago ante ambientes con temperaturas bajas.

Revelan por qué nos da más hambre cuando baja la temperatura o llueve

El frío y el hambre suelen estar más relacionados de lo que muchas veces creemos. Así lo reveló un estudio que puso foco en la sensación de estomago vacío que muchas personas experimentan ante ambientes de baja temperatura. Ahora bien, a qué se debe este fenómeno.

La respuesta está en la termogénesis, es decir el proceso mediante el cual el cuerpo produce calor, ya sea para evitar que el ambiente exterior dañe la salud o para liberar energía cuando se realiza alguna actividad física mediante el sudor.

En ambientes de temperaturas bajas el cuerpo humano comienza a perder grasas y se produce la sensación de hambre. Además, el frío aumenta la producción de la hormona melatonina, encargada de disminuir la temperatura corporal.

El efecto de ambos procesos en el cuerpo humano es muy claro: aumenta la necesidad de consumo de alimentos hipercalóricos como el azúcar, chocolate, mantequilla o pan, ya que el organismo necesita calorías para subir la energía.

Ahora bien, algunos expertos de la nutrición advierten que también se podría deber al estrés y las emociones que trae consigo el cambio de clima, tales como la preocupación, incertidumbre, tristeza, ansiedad, aburrimiento, ira, miedo, por mencionar algunas.

Por ello es importante que cada persona identifique si se trata de hambre emocional o física, dado que no son lo mismo

¿Hambre emocional o física?

Al respecto, la nutrióloga de la IBERO María Isabel Flores explicó que frente a una situación de estrés muchas personas necesitan consumir ciertos alimentos (generalmente con elevado aporte de azúcar y grasa) para generar “una sensación de confort, por lo que la comida se vuelve un mecanismo de afrontamiento”.

Este tipo de alimentación como “comer emocional” está integrado por estrés, necesidad de confort, comer para reconfortarse, sensación temporal de bienestar; sin embargo, una vez que pasa el efecto, se pierde la sensación que se obtuvo y aparece de nueva cuenta la culpa y el estrés.

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