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La carta del entrenador de los niños atrapados en la cueva

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Los socorristas publicaron cartas escritas por el entrenador y los niños a sus familias, que fueron enviadas a través de los buzos. Son las primeras pruebas de vida desde el martes.

La carta del entrenador de los niños atrapados en la cueva

[vc_row][vc_column][vc_column_text]Los socorristas publicaron cartas escritas por el entrenador y los niños a sus familias, que fueron enviadas a través de los buzos. Son las primeras pruebas de vida desde el martes.[/vc_column_text][vc_single_image image=”185202″ img_size=”full” alignment=”center”][vc_column_text]Este lunes un grupo de buzos británicos encontró a un equipo de fútbol de doce chicos, de entre 11 y 16 años, atrapados en la cueva de Tham Laung-Khun Nam Nang Non, en la ciudad de Tailandia de Chiang Rai. Estaban desaparecidos desde el sábado 23 de junio, junto a su entrenador, de 25 años, Ekkapol Chantawong.

Desde ese entonces, se inició un megaoperativo de rescate que peligra por los grandes obstáculos con los que se encuentran los socorristas para lograr el objetivo. El jefe de los comandos de la marina, Apakorn Yookongkaew, uno de los responsables de la célula de crisis, se lamentó: “En un principio pensábamos que los niños podrían quedarse durante mucho tiempo. Pero la situación ha cambiado y ahora nos queda un tiempo limitado”.

Dolido ante esta situación, el joven entrenador envió una carta a los padres de los chicos pidiéndoles perdón por lo sucedido. “Gracias por todo el apoyo moral, pido perdón a todos los padres”, dice el mensaje que Chantawong envió a las familias, a través de los buzos.

Antes de este mensaje, se habían publicado dos videos: uno del momento en que los buzos descubrieron al grupo y el otro, en el que se presentaron uno a uno los chicos atrapados. Además, las autoridades trataron de establecer un canal de comunicación telefónica al extender dos kilómetros de cable en la cueva, pero no funcionó.

Sumado a esto, los socorristas dieron otra prueba de vida y publicaron cartas escritas por los niños a sus familias. Bew es uno de los chicos atrapados. Sus padres dirigen un negocio de ultramarinos, por eso, en su carta, escribió: “No se preocupen, papa y mamá. Hace dos semanas que me fui pero volveré para ayudarlos en la tienda”.

Pese a este clima de esperanza, un exbuzo de la Marina tailandesa murió durante una operación de abastecimiento en la cueva. Tal como narró el vicegobernador, Passakorn Boonyaluck, había ido a entregar “una reserva de oxígeno pero, a su vuelta, no tuvo suficiente oxígeno”.[/vc_column_text][vc_single_image image=”185204″ img_size=”full” alignment=”center”][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]El jefe de los comandos de la Marina, contó que el socorrista “perdió el conocimiento en el camino de vuelta, su compañero de buceo intentó ayudarle y llevarlo”. Si bien, su muerte avivó las dudas sobre si una evacuación sin riesgos de los niños es factible, el hombre agregó: “Aunque hayamos perdido a un hombre, seguimos teniendo fe en nuestra misión”.

Por su parte, el jefe de la célula de crisis, Narongsak Osottanakorn, también gobernador de la provincia de Chiang Rai, dijo que una evacuación por buceo no era una solución “oportuna”: una buena parte de los niños, de entre 11 y 16 años, no saben nadar y ninguno practicó antes submarinismo, lo que complica aún más las operaciones.

De momento, un buzo experimentado necesita once horas para un trayecto de ida y vuelta hasta los niños, seis de ida y cinco de vuelta, gracias a la corriente. El recorrido es de varios kilómetros y tiene algunos tramos angostos.[/vc_column_text][vc_single_image image=”185203″ img_size=”full” alignment=”center”][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]Por ahora, los socorristas dicen que prefieren esperar a que baje el agua y suministrarles víveres durante semanas dado que esto permitiría a los niños salir a pie por la galería, con una parte mínima de tramos submarinos que se debería recorrer con máscaras.

Esta es la opción privilegiada por los socorristas, que pusieron en marcha un sistema de bombeo, asistidos por ingenieros japoneses, que ya ha sacado de la cueva de 10 km. de largo: el equivalente a más de 50 piscinas olímpicas.

Las autoridades pretenden evitar un plan de emergencia que incluya una salida precipitada. La muerte de este buzo ha supuesto un golpe duro para la moral de los cientos de socorristas movilizados, muchos de ellos extranjeros, australianos o británicos. Pero si con las lluvias el nivel de agua vuelve a subir, quizá no tengan elección.[/vc_column_text][vc_facebook type=”button_count”][vc_tweetmeme][vc_column_text]La Nación / vm.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

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