“Podría haber ido a una
embajada, a otro país, pero precisaba probar la mentira y que Sérgio Moro (el
actual ministro de Justicia que lo condenó) no era un juez sino un canalla”,
dijo Lula frente a una multitud agolpada frente a la sede del sindicato
metalúrgico en San Bernardo del Campo, en las afueras de San Pablo.
Un día después de su salida de la cárcel tras más de un año y
medio, Lula se acercó a ese lugar simbólico, donde además de iniciar su vida
política como líder obrero estuvo atrincherado dos días antes de acatar la
orden de prisión en su contra.
Miles de personas y dirigentes de movimientos afines se
congregaron frente al edificio, en el que el ex mandatario mantuvo una reunión
con la dirección del Partido de los Trabajadores (PT) antes de pronunciar su
discurso.
Destacó que “si hubiera salido de Brasil” cuando se ordenó su
prisión, después de una condena por corrupción ratificada en segunda instancia,
“hubiese sido tratado como fugitivo”.
Lula admitió que afronta aún una decena de procesos, a los
que calificó como “una mentira tras otra”, y señaló que tiene “la conciencia
tranquila” y se siente “libre como un pajarito”, reportó la agencia de noticias
EFE.
A su juicio, no ocurre lo mismo con Moro, los fiscales que le
acusaron y el propio Bolsonaro, su principal antagonista en la política
brasileña.
“Duermo con la conciencia tranquila de los hombres justos y
honestos” y “dudo que Moro duerma así, que los fiscales duerman así, que
Bolsonaro duerma así”, expresó Lula.
El ex gobernante dejó la prisión que cumplía en la ciudad
sureña de Curitiba gracias a la decisión de una corte local, luego de que el
Supremo Tribunal Federal (STF, corte suprema) determinara el jueves que, tal
como lo establece la Constitución, una pena de prisión no puede hacerse
efectiva hasta que esté completamente firme.
Además de a Lula, el fallo del STF beneficia a una veintena
de políticos y empresarios condenados por la operación anticorrupción Lava Jato
y a cerca de 5.000 personas encarceladas por diversos delitos.
Lula -que además enfrenta más de una decena de procesos por
corrupción- había sido encarcelado en abril de 2018 al confirmarse en segunda
instancia una condena a ocho años y 10 meses de prisión por corrupción, cuando
aún no se habían agotado las instancias de apelación que permite la ley.
Bolsonaro opinó este sábado, a las puertas de la residencia
presidencial, que Lula “está suelto pero con todos sus crímenes sobre la
espalda” y sostuvo que “la mayoría del pueblo brasileño es honesta,
trabajadora, y no va a dar espacio para contemporizar con presidiarios”.
Más tarde agregó en Twitter: “Iniciamos hace pocos meses una
nueva fase de la recuperación de Brasil y ese no es un proceso rápido, aunque
avanzamos con hechos. No le dé munición al canalla, que está momentáneamente
libre, pero cargado de culpa”.
En tanto, el diputado federal Eduardo Bolsonaro, clamó “basta
de impunidad” porque “Brasil no aguanta más”, y añadió, en un mensaje publicado
en redes sociales: “Además de Lula, (el ex jefe de Gabinete, José) Dirceu y
otros bandidos, miles de criminales serán soltados en el país para que usted
quede a merced de sus actos malignos”.
Lula libre: Fuerte contrapunto entre Bolsonaro y el ex presidente
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