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Inseguridad alimentaria: afecta al 34,3% de los niños y adolescentes

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La Universidad Católica Argentina realizó una medición para el 2020, el resultado arrojó una suba de 4 puntos respecto al año anterior.

Inseguridad alimentaria: afecta al 34,3% de los niños y adolescentes
Imagen ilustrativa

BUENOS AIRES. El informe difundido este miércoles por el Observatorio de Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA), señaló que las políticas públicas de ayuda, como la Tarjeta Alimentar y la Asignación Universal por Hijo (AUH), evitaron peores resultados en la medición de la inseguridad alimentaria.

Sin embargo, esta problemática que afecta al país, según el informe alcanzó al 34,3 por ciento de los niños y adolescentes durante el 2020. Esto representa una suba de 4 puntos respecto al año anterior.

La llegada de la pandemia y las medidas restrictivas causaron problemas económicos y sociales a nivel mundial, principalmente un incremento en la cantidad de hogares que presentan inseguridad alimentaria. Esto se traduce en “disponibilidad limitada e incierta en cantidad y calidad de los alimentos que permiten cubrir los requerimientos nutricionales de los individuos”.

Aunque el acceso a la cantidad necesaria de alimentos y la calidad de los mismos en hogares con niños y adolescentes en el país no es un problema reciente, ya que entre 2010 y 2020 se incrementó en un 12 por ciento, siendo el período 2017-2018 el que peores índices registró, según el estudio de la UCA.

Cabe señalar que el estudio establece dos variables de inseguridad alimentaria: moderada o severa, esta última “representa la situación de privación más extrema de percepción de hambre” y también tuvo su pico más alto en el período 2017-2018.

Estos datos muestran que en el contexto de “la crisis social y económica más recientes del aislamiento por Covid-19 la situación de riesgo alimentaria en el umbral más severo se mantuvo estable en relación a los últimos dos años y se incrementó en el umbral moderado que representa la caída de los consumos familiares en cantidad y calidad, y las restricciones especialmente en los adultos del hogar”.

De esta forma, el incremento de la vulnerabilidad de acceso a los alimentos afectó principalmente a los niños en edad escolar, pero los más perjudicados fueron los adolescentes, rango etario que incrementó las cifras comparadas con el año anterior en un 7,2 “en el umbral total y 4,5 en el severo”.

Además, el informe sostiene que la población que “se vio más protegida fue la de los niños/as entre 0 y 4 años” y remarcó que muy probablemente esto es consecuencia del “programa Alimentar que se suma a la AUH (Asignación Universal por Hijo) y que justamente estuvo orientado a la compra de alimentos”.

El informe del observatorio de la UCA que “es notable advertir que los estratos sociales más afectados fueron el obrero integrado y estrato bajo, mientras que los más bajos y trabajador marginal se vieron más protegidos en el contexto de la reciente crisis”. 

Otro aspecto que destacó el documento es que “este empeoramiento de la situación se registra especialmente en las infancias de los hogares monoparentales”, en los que la cifra de inseguridad alimentaria severa se elevó casi 9 puntos porcentuales, respecto del periodo anterior.

La pobreza e indigencia en términos monetarios guarda analogía con la inseguridad alimentaria, “la primera se incrementó en 5,8 puntos y la segunda en 1,6”, lo que refleja que “las transferencias de ingresos concentraron su efecto distributivo en la pobreza extrema y fue muy limitado su efecto sobre la pobreza y vulnerabilidad de los hogares en el acceso a los alimentos en cantidad y calidad”.

Por su parte, las condiciones del medio ambiente de vida -hacinamiento, calidad de la vivienda- no experimentaron cambios en el último año, en este sentido, el estudio señaló que mejoró el indicador de contaminación ambiental “como en casi todas las ciudades del mundo” en el marco de las restricciones.

Finalmente señala que el aislamiento social tuvo un efecto “muy relevante” en los procesos de socialización de las infancias y adolescencia, esto se reflejó en el incremento de 10 puntos porcentuales en el “comportamiento sedentario” y de la “insuficiente actividad física”,  indicaron que afectan a casi el 70 por ciento de los chicos entre 5 y 17 años.

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