Opinión

“El elefante en la habitación”

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El Estado misionero tiene un Presupuesto de más de 110 mil millones de pesos (110.846.649.000), de los cuáles más del 60 por ciento está destinado al área social.

“El elefante en la habitación”

Es más, con el paso de los años, esa orientación “social” del gasto público se terminó convirtiendo en el latiguillo de la renovación, sin embargo, a veces, pese a todos esos recursos el mismo Estado hace agua.

Por ejemplo, este año Educación dispone del 29 por ciento (29.207 millones de pesos); la Salud Pública tiene un 16,2 por ciento (16.705 millones de pesos) y para el Desarrollo Social se presupuestó un 14,1 por ciento del total del gasto (14.521 millones de pesos). Un montón de plata, digamos.

Hay hechos que prueban que quienes tienen el manejo de esos recursos no cumplen cabalmente con su tarea. Por acción u omisión directa de los funcionarios responsables, sin dudas.

En estos casos se observa un a Estado con recursos, pero ausente.

Un “gigante” que reiteradamente cae derrotado por pequeñeces. Los recursos están, pero no siempre llegan a su destino.

El “Hogar del Terror” que dependía de la subsecretaria de la Mujer es un botón de muestra.

Sin dudas, la funcionaria a cargo del asunto falló dramáticamente en el cumplimiento de sus obligaciones, pero también sorprende la ceguera de todo el sistema público.

“El elefante en la habitación”. Nadie fue capaz de observar el problema.

Una mujer con tres hijos, que está institucionalizada, estuvo hacinada y violentada durante meses y sin embargo, no se activó ninguna alarma.

Más de 60 mil millones de pesos para eso, sin embargo, nadie vio el Elefante.

Peor aún, la provincia religiosamente le paga jugosos sueldos a cientos de funcionarios con responsabilidades políticas e institucionales que de alguna u otra manera deberían haberlo notado.

No es una misión imposible, no se trató de un caso que ocurría en lo profundo de los barrios carenciados o en las colonias del interior, estaba en una institución del Estado a pocos metros de Casa de Gobierno.

Funcionarios que no funcionan. Cada uno debe ser responsable del rol que le toca desempeñar, hay responsabilidades directas que no pueden ser ignoradas.

Por más esfuerzos que hagan unos pocos, si los demás no cumplen, pagan justos por pecadores.

Los funcionarios deben funcionar, para eso el ciudadano les paga el sueldo y los vota.

Eduardo Pérez para Misiones Cuatro

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