Opinión

En la antesala de la hiperinflación

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Por Bryan Villalba*. Antes de empezar con esta pequeña columna me gustaría dejarle a usted lector, dos conceptos claves a los fines de entender a qué nos estamos refiriendo.

En la antesala de la hiperinflación

El primero es la Inflación. En palabras de Alberto Benegas Lynch (h), la inflación “es la expansión monetaria por causas exógenas al mercado”, es decir, que se da por la emisión monetaria que producen los gobiernos.

En segundo lugar, la hiperinflación. De lo anterior se desprende que, cuando la expansión monetaria se da de manera abrupta y el volumen de dinero requerido por el mercado hubiera sido menor que la cantidad de moneda que la autoridad mantiene constante, estaremos en presencia de un proceso hiperinflacionario.

En palabras más sencillas, si el Banco Central crea dinero por encima de las necesidades del mercado, existe una sobreabundancia que no puede ser absorbida y genera una depreciación de la misma.

Es decir, a las claras de lo explicado, podemos ver que estas situaciones se están dando en nuestro país de manera acelerada. La base monetaria hoy del BCRA es de 4 billones de pesos, sumado a los 8 billones en Leliqs, donde, a pesar del anuncio de “inflación controlada” de Silvina Batakis, al finalizar este mes se habrían emitido un billón de pesos más.

Esto nos sirve para comprender la situación en la que nos encontramos hoy. Argentina ha atravesado múltiples estados hiperinflacionarios (1976, 1989, 1990, entre otros) donde llegaron a picos anuales de 450%, 3000% y 2300% respectivamente.

Si bien aún estamos lejos de esos números, la aceleración del índice inflacionario mes a mes es cada vez más veloz. Sumado, además, a la propia inestabilidad que se transmite desde el propio gobierno con tantos cambios de gabinete.

No es necesario entender de economía y tipos de cambio, basta charlar con el comerciante, el quiosquero o verlo por sí mismo en la góndola día a día.

Hace mucho tiempo no se observa algo así, no hay stock de productos, los comerciantes no pueden fijar precios o deben cambiarlos de un día al otro y no existe ningún tipo de parámetro de precios de referencia, es decir ya no se sabe que es caro o que es barato.

La situación es crítica y nadie sabe cómo o cuándo va a terminar. El gobierno se encuentra ante una situación que claramente los ha superado. La supervivencia de Alberto Fernández depende de equilibrar el dólar blue, que desde que se produjo el cambio en el Ministerio de Economía, el anterior, no el reacomodo de esta semana, aumentó $100 exactamente.

Si bien desde su gabinete han tildado al mercado de ilegal y han tratado de minimizarlo, miran de reojo cada minuto el precio de la divisa, ya que hasta ellos entienden que el 70% de los bienes y servicios que se comercializan en el país, están sujetos al precio del dólar.

La cacería de brujas otra vez apunta al sector productivo, el campo. Acusándolos de especuladores y recordándonos cuando también en este gobierno, Ezequiel Guazzora llamaba a romper los silobolsas de “los especuladores”.

La realidad es que el campo debe liquidar a un precio ampliamente inferior al que se adquiere la divisa norteamericana, debiendo liquidar a un dólar a $84.

Esta vez la culpa no es de la guerra, del campo ni de la herencia, este problema es totalmente del gobierno nacional y popular que asumió el 10 de diciembre de 2019 con la promesa de llenar la heladera de los argentinos, pero que la ha vaciado totalmente.

Solo resta aguantar y esperar en el mejor de los escenarios, una inflación que cierre cercana al 100% y con un urgente llamado a elecciones.

*Bryan Villalba. Apoderado UCEDE Misiones

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