“Desde que aparecieron las aplicaciones de transporte, ha habido un descontrol absoluto en el sector”, expresó Starik, destacando el impacto negativo que han tenido estas plataformas en la industria tradicional del taxi. Señaló que ahora cualquiera puede ofrecer servicios de transporte de pasajeros, lo que ha llevado a una competencia desleal y a una saturación del mercado.

Starik también mencionó la dificultad de controlar el cumplimiento de las regulaciones debido al uso generalizado de teléfonos celulares. Afirmó que, a menudo, los taxis son llevados al corralón por denuncias infundadas, lo que genera aún más problemas para los conductores.

En cuanto a la rentabilidad del negocio, Starik fue contundente al afirmar que el taxi ya no es una actividad rentable y que muchos propietarios no tienen la iniciativa para continuar en el rubro. Describió la situación de los choferes como desesperante y lamentó la desaparición de la asociación que solía representarlos.

“Este nunca fue un negocio millonario y los taxistas estamos pagando las consecuencias”, concluyó Starik, resumiendo la difícil realidad que enfrenta la industria del taxi en la actualidad.