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Explican por qué el Caso Portillo no sería un “crimen de odio”, que implica a minorías atacadas por mayorías en un contexto cultural

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Para la abogada de la CTAA, Roxana Rivas, hay que diferenciar los llamados crímenes de odio respecto de los homicidios que se dan en el marco de la violencia de género, y por esto, no se mostró de acuerdo con incluir el asesinato de Emanuel Portillo dentro de los primeros.

Explican por qué el Caso Portillo no sería un “crimen de odio”, que implica a minorías atacadas por mayorías en un contexto cultural

POSADAS. En el marco del salvaje asesinato de Emanuel Portillo, ocurrido en Azara en los últimos días del 2022, la abogada con perspectiva de género e integrante de la CTAA, Roxana Rivas pidió diferenciar los llamados crímenes de odio de los homicidios en contexto de violencia de género.

“Hay que diferenciar este último caso (de Emanuel Portillo), del que no tenemos demasiadas pistas, que podría ser un homicidio en contexto de violencia de género. Cuando hablamos de crímenes de odio, hablamos de minorías atacadas por sectores mayoritarios y esto va más allá de la orientación sexual”, puntualizó Rivas, en diálogo con el Noticiero de MisionesCuatro este miércoles.

En esta línea, Rivas planteó que en los crímenes de odio “los grupos más vulnerables tienen que ver con la cuestión de clase, de etnia o raza” y no se circunscriben únicamente a las cuestiones de género.

Para diferenciarlos, Rivas explicó que “en los crímenes en contexto de violencia de género, suelen ser las parejas los autores de los mismos, mientras que, en los crímenes de odio, suelen ser los sectores que se consideran heteronormales, heterosexuales, cuando hay cuestiones raciales, los blancos, los de clase alta. Siempre se deposita el odio a aquel que se considera diferente”, argumentó la abogada, sin olvidar que existen “varios factores comunes”, entre los crímenes de odio y los femicidios, transfemicidios, homicidios, “como la violencia”

“Pero cuando hablamos de crímenes de odio lo enmarcamos en la cuestión vinculada a la etnia, raza, clase e identificación de género, pero en un contexto que no tiene vinculación (con las relaciones de género en contexto de violencia)”, planteó Rivas. “El supuesto sospechoso (del crimen de Emanuel Portillo) sería su pareja y eso suele pasar cuando hablamos de violencia de género”, insistió la abogada.

“El crimen de odio es mucho más profundo. Es cuando son atacados los negros, los indios, o en el caso (del asesinato de Fernando) Báez Sosa, cuando aparecen sujetos que se consideran superiores, por clase, etnia, (por cuestión) religiosa, que consideran que el otro es tan inferior que puede ser objeto de violencias extremas. Es bueno diferenciarlos”, subrayó Rivas, poniendo el énfasis en la precisión al momento de diferenciar unos tipos de crímenes de otros.

Así pues, en los crímenes de odio, “muchas veces (los autores) son las propias las instituciones, la policía, los grupos mayoritarios. Se van fomentando a través de cómo funciona la sociedad. Como se van naturalizando determinados roles y lugares en la sociedad, apareciendo estereotipos”, sostuvo Rivas, explicando los crímenes dirigidos hacia quienes son considerados “distintos, de clase baja”, o “por ser negros”

En ese marco, Rivas sí ubica al crimen de Fernando Báez Sosa, cuyo juicio tuvo su tercera jornada con los 8 rugbiers en el banquillo de acusados. “Esos jóvenes surgen de un contexto social que fomenta esa idea de que determinados grupos sociales están en una situación de dominio respecto de otros que están en subordinación. Ahí sí podemos ver el odio hacia aquel que es distinto de lo que se considera lo normal”, reflexionó.

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