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Vandalismo y deficiencias en la autovía de Oberá

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Con el paso del tiempo la autovía se convirtió en una suerte de nuevo autódromo de Oberá. Automovilistas y motociclistas circulan a velocidades que están muy por encima de las permitidas, tornando habituales las crónicas de accidentes viales en el sector.

Vandalismo y deficiencias en la autovía de Oberá

[vc_row][vc_column][vc_column_text]Con el paso del tiempo la autovía se convirtió en una suerte de nuevo autódromo de Oberá. Automovilistas y motociclistas circulan a velocidades que están muy por encima de las permitidas, tornando habituales las crónicas de accidentes viales en el sector.
[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_single_image image=”176055″ img_size=”full” alignment=”center”][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]El miércoles 13 de junio de 2012, aprovechando que era el día de San Antonio de Padua-Santo Patrono de los obereños-, el entonces gobernador Maurice Closs y el entonces intendente Ewaldo Rindfleisch inauguraron la autovía “Juan Pablo II”, de acceso a la ciudad de Oberá. Una obra que estuvo a cargo de Vialidad Provincial y que les costó a los contribuyentes misioneros, 34 millones de pesos.

Como parte del cotillón de la inauguración, esa noche El Chaqueño Palavecino actuó en el Centro Cívico. Con una longitud de 1.850 metros, la autovía arranca en la avenida De los Inmigrantes y el cruce con la calle Pincen-en el acceso al Hospital Samic- para concluir en la avenida Sarmiento, empalmando con el microcentro obereño.

Como suele pasar, todo parecía andar de maravillas. Sensación propagada desde los mass-media que viven de la pauta oficial.

Con el paso del tiempo la autovía se convirtió en una suerte de nuevo autódromo de Oberá. Automovilistas y motociclistas circulan a velocidades que están muy por encima de las permitidas, tornando habituales las crónicas de accidentes viales en el sector. Encima los semáforos, que además no son todos los necesarios, están mal sincronizados, situación de la que el estado comunal no se hace cargo.

Pero hay más problemas de infraestructura. Son unos cuántos los sectores de la autovía que están poco iluminados, alentando las acciones delictivas. Pero Carlos Ortt, presidente de la Cooperativa Eléctrica Limitada de Oberá-CELO-fue más allá de “unos cuántos sectores mal iluminados”. Le dijo a Misiones Cuatro que “hay que cambiar todo el sistema lumínico de la autovía porque está mal hecho”.

Ortt adelantó que hay un trabajo de relevamiento que la CELO hizo en conjunto con la municipalidad y que la obra de reparación y modificación de la iluminación saldrá más de un millón y medio de pesos “que la cooperativa no tiene”. Habrá que buscar quién aporte los fondos.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_single_image image=”176061″ img_size=”full” alignment=”center”][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]Hace seis años los ciudadanos misioneros pagaron 34 millones de pesos por esta autovía, “la primera de la provincia”, como se ufanaban Closs y Rindfleisch. ¿Y ahora hay que invertir un millón y medio para cambiar el sustancial sistema de iluminación que ya quedó obsoleto?

En los trabajos de reparación que la CELO hizo en estos días en la autovía, buscando paliativos coyunturales ante la imposibilidad económica de afrontar el cambio estructural, se cambiaron elementos quemados, focos y portalámparas en el alumbrado. Y se encontraron piedras dentro de las farolas, la mayoría en las que están apagadas en la zona de la calle Río Colorado. Se trata de actos de vandalismo.

Irresponsables que no respetan las velocidades permitidas. Vándalos que dañan por dañar. Semáforos que faltan, semáforos mal sincronizados, oscuridad, inseguridad, un sistema de iluminación que “está mal hecho” (?) y un gobierno que hizo de la desidia y la fachada un estilo de gestionar.

Estilo que ya sea por el renovador Rindfleisch, por el renovador Fernández o por el renovador que venga, a miles de obereños parece que les sigue encantando.

Walter Anestiades

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