La ministra de Salud, Carla Vizzotti, anunció este viernes en conferencia de prensa que se comenzará a aplicar un “pase sanitario” para actividades consideradas de riesgo, como los eventos masivos y los eventos en espacios cerrados, para todas las personas mayores de 13 años.
“Creemos que es un estímulo para que quienes se habían relajado se acerquen a vacunarse”, explicó la funcionaria.
En ese sentido, señaló que las encargadas de implementar el pase sanitario serán las provincias. Y aunque se conoció que regirá para los mayores de 13 años, pidió “paciencia” para conocer los detalles.
El pase se tramitaría a través de la aplicación CuidAR o “un PDF” que habilitaría el Gobierno, indicó Vizzotti.
Qué es el pase sanitario
Sus detractores afirman que avanza sobre libertades individuales. En cambio, quienes lo defienden argumentan razones económicas y epidemiológicas.
El pase sanitario es básicamente un certificado de vacunación que establecido como pasaporte ineludible para poder ingresar a lugares públicos como cines, museos, gimnasios y restaurantes.
Como la vacunación contra el coronavirus no es obligatoria, muchos países implementaron el pase sanitario dos objetivos centrales: por un lado, minimizar los riesgos de contagio en lugares con mucha afluencia de gente, y por el otro, como apuntó la ministra de Salud, incentivar a la vacunación.
Cómo funcionó en otras partes del mundo
Francia, Italia, Reino Unido y Alemania fueron algunos de los países que implementaron el pase sanitario. La medida tuvo resistencias que se plasmaron en ruidosas movilizaciones convocadas por sectores de derecha y grupos antivacunas que exhibieron consignas en favor de la “libertad”, y en contra de la “discriminación” ante la “imposición” de un pase que consideran “ilegal”.
El certificado sanitario está vigente también con matices en Dinamarca, Grecia, Portugal (con el 87% de la población con la pauta completa, es el país de Europa con el mayor porcentaje de vacunados), Irlanda, Bélgica, Hungría y Austria.
Fuera de Europa, Israel y China fueron los primeros en lanzarlo. También la ciudad de Nueva York y la provincia canadiense de Quebec.
Aunque en muchos casos las protestas fueron multitudinarias, representan a un sector minoritario de la sociedad si se toma en cuenta que el porcentaje de adultos vacunados con dos dosis ronda entre un 70% y un 80% en esos países.