Ciencia

Afirman que el consumo de carne fue clave en el proceso de hominización

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Comer carne cruda y utilizar herramientas de piedra podrían ser las razones de que los primeros homínidos tuvieran mandíbulas más pequeñas que las de sus antecesores más primitivos, lo que posibilitó el desarrollo de la parte frontal del cráneo y el salto cualitativo en las capacidades cognitivas, según estudio científico.

Afirman que el consumo de carne fue clave en el proceso de hominización

Una investigación de la Universidad de Harvard sugiere que fue el consumo de carne y el desarrollo de herramientas, y no la capacidad de cocinar, fueron algunas de las claves en el desarrollo de desarrollaran mandíbulas más pequeñas en los primeros homínidos y por ende un significativo cambio en su rostro y la estructura craneana de los antecesores de nuestra especie.

Como es conocido en el campo de la paleoantropología, la reducción de las mandíbulas permitió el desarrollo de la parte frontal del cerebro, con el consecuente salto cualitativo en las capacidades cognitivas de los antecesores del Homo sapiens –es decir, un hecho determinante en el proceso de hominización, el proceso evolutivo que derivó en la aparición de la especie dominante del planeta.

Según el estudio presentado hace algunos años, el consumo de proteína animal cruda, habría permitido el crecimiento del cerebro y el desarrollo del lóbulo frontal, con el consecuente mejoramiento de la capacidad de hablar y en la función simbólica –la capacidad de simbolizar-, de los primeros homínidos.

De acuerdo con una publicación de la BBC, el estudio, liderado por los profesores Daniel Lieberman y Katherine Zink, sugiere que la práctica de cocinar los alimentos es un hábito que llegó mucho tiempo después. Con lo que esta investigación plantea que fue el consumo de proteína cruda -y la reducción mandibular- lo que antecedió a la práctica de cocinar carne –el uso y manipulación del fuego- y no a la inversa.

Homo erectus

Para el tiempo de la aparición de la especie Homo erectus, hace dos millones de años, los homínidos tenían un cerebro más grande y cuerpos que requerían de un consumo mayor de energía. Pero paradójicamente, de acuerdo a los hallazgos en Harvard, tenían dientes pequeños y una mandíbula débil para masticar los alimentos.

Y, hasta hace poco, se pensaba que una de las razones de esos cambios en la mandíbula y los dientes del Homo erectus con respecto a sus antecesores (el Homo habilis y los australopitecinos) se debía al hecho de la introducción del hábito de cocinar dentro de las sociedades primitivas. Pero eso sólo ocurrió hace unos 500 mil años, de acuerdo con la investigación de Lieberman y Zink. Esto sugiere que la cocción de los alimentos no influyó en la evolución hacia una mandíbula más pequeña.

“Si pasaras un tiempo con los chimpancés te darías cuenta que ellos pasan la mitad del día masticando”, dijo el profesor Lieberman. “Pero en algún punto de la evolución humana se produjo un cambio, comenzamos a comer menos. Y solo fue posible por dos factores: alimentos con mayor contenido de energía, pero también que eran más difíciles de digerir”, añadió.

Para llegar a sus conclusiones, los científicos evaluaron el desempeño de masticar alimentando a personas adultas con pedazos de carne y con la clase de vegetales que nuestros primeros ancestros consumieron antes de convertirse en carnívoros. Se midió el esfuerzo muscular que se requería para masticar ambos alimentos y qué tanto era masticada, antes de ser tragada.

Los hallazgos sugieren que una dieta con carne y usando herramientas de piedra para procesar la comida –cortando la carne y triturando los vegetales– el Homo erectus hubiera necesitado masticar entre un 17% y un 26% menos que sus antecesores.

En su artículo, Lieberman y Zink argumentan que: “Siempre dedujimos que el consumo de la carne estuvo conectado con el proceso mecánico que hizo posible cortar la carne en pedazos”. “La carne requiere menor esfuerzo para ser masticada que otro tipo de plantas y semillas de las que se alimentaban los primeros humanos, pero su incapacidad de los molares para que masticar la carne cruda podría ser una de las razones por las que no se consumía hasta que no se inventaron las primeras herramientas de piedra, hace 3 millones de años”, concluye el estudio.

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