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Fin de año: Cuidado con el estrés agudo

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El temor y la ansiedad con respecto a una nueva enfermedad y lo que podría suceder pueden resultar abrumadores y generar emociones fuertes tanto en adultos como en niños. Las medidas de salud pública, como el distanciamiento social, pueden hacer que las personas se sientan aisladas y en soledad y es posible que aumente el estrés y la ansiedad. ¿Cómo detectarlo y lidiar con él?

Fin de año: Cuidado con el estrés agudo
Portrait of stressed young woman near christmas tree

El estrés es una reacción funcional del organismo en el que participan distintos mecanismos de protección para confrontar una circunstancia o suceso que se aprecia como amenazador o de instancia incrementada. Señal o síntoma incitado por alguna circunstancia problemática, las señales son algunas evidentes como la inquietud, la nerviosidad, el temblor en oportunidades, el desasosiego. Otros no son tan evidentes, pero si igual de importantes como la taquicardia, las pupilas dilatadas, la sudoración, la piel se torna ribosa y se erizan los vellos de la piel (como brazos o piernas)

El estrés surge de las exigencias y presiones de lo vivido reciente y las exigencias y presiones predichas del futuro cercano; puede ser inquietante y fascinante en pequeñas dosis, pero cuando es excesivo resulta aplastante, exagerar tolerando el estrés a corto plazo puede derivar en agonía psicológica, cefaleas tensionales, malestar digestivo, insomnio y otros síntomas.

Es frecuente que las personas con estrés se encuentren agitadas, estén irritables, posean mal carácter, sean ansiosas y estén tensas. Suelen presentarse como personas con “mucha energía nerviosa”, constantemente apuradas, suelen ser cortantes y a veces su irritabilidad se manifiesta como hostilidad, sus relaciones interpersonales se dañan rápidamente cuando otros les responden con hostilidad real. El trabajo se vuelve un lugar muy estresante para ellas.

Afortunadamente, muchas personas reconocen los síntomas de estrés agudo, que resulta en una lista de lo que no fue satisfactorio en su vida: tanto en el aspecto personal, familiar y/o laboral, y como que es a corto plazo, no tiene tiempo suficiente para originar daños importantes como los del estrés a largo plazo. Los síntomas más comunes son:

Agonía emocional: Una combinación de irritabilidad, ansiedad y depresión, las tres emociones del estrés.

Problemas musculares que incluyen dolores de cabeza tensos: Dolor de espalda, dolor en la mandíbula y las tensiones musculares que derivan en desgarro muscular y problemas en tendones y ligamentos

Problemas digestivos: Como acidez, flatulencia, diarrea, estreñimiento y síndrome de intestino irritable

Sobreexcitación pasajera que deriva en elevación de la presión sanguínea: Ritmo cardíaco acelerado, transpiración de las palmas de las manos, taquicardias, mareos, migrañas, manos o pies fríos, dificultad para respirar, y dolor en el pecho. El estrés agudo puede presentarse en la vida de cualquiera, y es muy tratable y manejable.

Lo importante es saber que estos episodios tienen que ser pasajeros. Pero cuando esto esta afectando nuestra vida cotidiana y sentimos que no lo podemos manejar, es fundamental la consulta a un especialista.

Es importante la consulta cuando hay:

Temor o preocupación excesivo y paralizante

Cambios en los patrones de sueño o alimentación.

Dificultades para dormir o concentrarse.

Agravamiento de problemas de salud crónicos.

Agravamiento de problemas de salud mental.

Mayor consumo de tabaco y/o alcohol y otras sustancias.

Si estas situaciones no ocurren todavía los especialistas aconsejan medidas de prevención y autocuidado buenas para tu salud física y mental, que pueden ayudarte a tomar control de tu vida.

Cuida tu cuerpo

Presta atención a tu salud física:

  • Duerme lo suficiente. Acuéstate y levántate a la misma hora todos los días. Sigue tu horario normal, aun si estás quedándote en casa.
  • Haz actividad física de manera regular. La actividad física regular y el ejercicio pueden ayudar a reducir la ansiedad y mejorar el estado de ánimo. Encuentra una actividad que incluya movimiento, como danza, o aplicaciones para ejercicio. Sal al aire libre en un área donde sea fácil mantener la distancia de otras personas, como un sendero natural o tu propio patio.
  • Come de manera saludable. Elige una dieta bien balanceada. Evita comer comida basura y azúcar refinada. Limita la cafeína, ya que puede agravar el estrés y la ansiedad.
  • Evita el tabaco, el alcohol y las drogas. Si fumas tabaco o si vapeas ya estás a un riesgo mayor de enfermedades pulmonares. Como la COVID-19 afecta los pulmones, tu riesgo aumenta aún más. Beber alcohol para hacer frente a la situación puede empeorar las cosas y reducir tu capacidad de afrontamiento. Evita tomar drogas como medio de afrontamiento a no ser que tu médico te haya recetado medicación.
  • Limita el tiempo frente a las pantallas. Apaga los dispositivos electrónicos por algún tiempo todos los días, y hazlo también 30 minutos antes de dormir. Haz un esfuerzo para pasar menos tiempo frente a una pantalla — ya sea televisión, tableta, computadora o teléfono.
  • Relájate y recarga las pilas. Reserva tiempo para ti mismo. Aun unos pocos minutos de tranquilidad pueden refrescarte y ayudarte a calmar la mente y a reducir la ansiedad. Muchas personas se benefician con prácticas como respiración profunda, tai chi, yoga, o meditación. Date un baño de espuma, escucha música, o lee o escucha un libro narrado — haz lo que sea que te ayude a relajarte. Elige una técnica que funcione para ti, y practícala con regularidad.

Reduce los desencadenantes de estrés:

  • Mantén tu rutina normal. Mantener un horario regular es importante para tu salud mental. Además de mantener una rutina regular para el momento de irte a la cama, ten horarios consistentes para las comidas, bañarte y vestirte, horarios de trabajo o de estudio, y ejercicio. También toma algún tiempo para hacer actividades que disfrutes. Este procedimiento puede hacerte sentir que tienes más control.
  • Limita tu exposición a los medios de comunicación. Las noticias constantes sobre la COVID-19 en todos los tipos de medios de comunicación quizás contribuyan al miedo sobre esta enfermedad. Limita el uso de medios sociales que puedan exponerte a rumores e información falsa. Limita leer, escuchar, o mirar otras noticias, pero infórmate frecuentemente sobre las recomendaciones nacionales y locales. Busca fuentes con buena reputación, como los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC), y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
  • Mantente ocupado. Una distracción puede alejarte del ciclo de pensamientos negativos que alimentan la ansiedad y la depresión. Disfruta de pasatiempos que puedas hacer en casa, identifica un nuevo proyecto u organiza ese armario como te prometiste hacer algún día. Hacer algo positivo para controlar la ansiedad es una estrategia sana de afrontamiento.
  • Concéntrate en los pensamientos positivos. Elige enfocarte en las cosas positivas en tu vida en lugar de hacerlo en qué mal te sientes. Considera comenzar cada día haciendo una lista de las cosas por las que estás agradecido. Mantén un sentido de esperanza, esfuérzate en aceptar los cambios cuando se presentan, y trata de considerar los problemas en perspectiva.
  • Usa tus valores morales o tu vida espiritual como apoyo. Si tus creencias te dan fuerza, pueden brindarte consuelo en momentos difíciles.
  • Establece prioridades. No te abrumes creando una lista de cosas que te cambiarán la vida y que quieres lograr mientras estás quedándote en casa. Fija metas razonables todos los días, y haz un esquema de los pasos para lograrlas. Reconoce tus logros por cada paso en la dirección correcta, sin importar qué pequeños sean. Y acepta que algunos días serán mejores que otros.

Conéctate con otras personas

Organiza tu red de apoyo y haz tus relaciones más sólidas:

  • Forma conexiones. Si necesitas quedarte en casa y distanciarte de los otros, evita el aislamiento social. Encuentra un momento cada día para hacer conexiones virtuales por email, textos, teléfono o aplicaciones similares. Si estás trabajando a distancia desde tu casa, pregúntales a tus colegas cómo están, y comparte consejos para afrontamiento. Disfruta haciendo sociabilidad virtual y hablando con los que viven en tu casa.
  • Haz algo para los demás. Encuentra un propósito ayudando a la gente que te rodea. Por ejemplo, envía email o textos o llama para ver cómo están tus amigos, familiares, y vecinos — especialmente los que son adultos mayores. Si sabes de alguien que no puede salir, pregunta si necesita algo, como por ejemplo cosas de la tienda o que le traigan un medicamento de la farmacia. Asegúrate de seguir las recomendaciones de los CDC, de la OMS y tu gobierno sobre distanciamiento social y reuniones de grupo.
  • Presta apoyo a un familiar o a un amigo. Si un familiar o un amigo necesita aislarse por razones de seguridad o se enferma y necesita hacer cuarentena en su casa o en el hospital, piensa en maneras de permanecer en contacto. Por ejemplo, puedes hacerlo con dispositivos electrónicos o el teléfono, o enviarle una nota para alegrarle el día.

Pide ayuda cuando la necesites

Esperar que los problemas de salud mental como ansiedad o depresión desaparezcan por sí solos puede llevar a que los síntomas empeoren. Si estás preocupado, o si notas que los síntomas de salud mental empeoran, pide ayuda cuando la necesites y sé sincero sobre cómo te sientes. Para conseguir ayuda, quizás lo mejor sea:

  • Llamar o usar redes sociales para comunicarte con un amigo cercano o un ser querido, aunque sea difícil hablar sobre tus sentimientos.
  • Ponerte en contacto con un pastor, un líder espiritual u otra persona de tu comunidad religiosa.
  • Comunicarte con tu programa de asistencia para empleados si tu empleador tiene uno, para recibir asesoramiento o pedir una remisión a un profesional en salud mental.
  • Llamar y/o consulta con un profesional en salud mental, para preguntar sobre opciones para citas para hablar sobre tu ansiedad o depresión, y recibir consejos y guía. Algunos pueden ofrecer la opción de citas telefónicas, por video o en línea.

Esperamos que estos sencillos, pero muy útiles consejos te sirvan para llevar una vida libre de estrés. Si conoces a alguien que constantemente está bajo estrés compártele esta información, tal vez pueda hacer un cambio en su vida.

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