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Edificio de la Procuración: nuevas pruebas complican al funcionario investigado

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Se pagaron millonarias comisiones y nuevos mails complican aún más al EX Subdirector General de la Procuración, Guillermo Bellingi. La procuradora de la Nación, Alejandra Gils Carbó, también está imputada en la causa.

Edificio de la Procuración: nuevas pruebas complican al funcionario investigado

[vc_row][vc_column][vc_column_text]Se pagaron millonarias comisiones y nuevos mails complican aún más al EX Subdirector General de la Procuración, Guillermo Bellingi. La procuradora de la Nación, Alejandra Gils Carbó, también está imputada en la causa.[/vc_column_text][vc_media_grid grid_id=”vc_gid:1495383718785-5128465a-a817-2″ include=”106638,106639,106640″][vc_column_text]CAPITAL FEDERAL. Guillermo Bellingi se ocupó de manejar la licitación que derivó en la compra millonaria que hizo la Procuración General de la Nación del edificio de la calle Perón 667 donde tiene sus oficinas la procuradora Alejandra Gils Carbó. Ocupaba el cargo de subdirector general de la Procuración e intervino en la confección del pliego de licitación: su actuación está sospechada porque su medio hermano terminó cobrando una comisión de medio millón de dólares por haber asesorado a una inmobiliaria que a su vez asesoró a los vendedores del edificio.

La compra de hizo por $43.850.000 que desembolsó la firma Arfinsa -del Grupo Bemberg-, que le pagó 7,7 millones de comisión por asesoría a Jaureguiberry Asesores Inmobiliarios que a su vez le pagó 3 millones de pesos a Juan Carlos Thill por más y mejor asesoramiento.

El único mérito de Thill para volverse repentinamente millonario es ser medio hermano de Bellingi quien, desde su posición en la Procuración, tenía información calificada que-se sospecha- enviaba a los que finalmente ganaron la licitación.

Bellingi llegó de la mano de Gils Carbó y fue ella quien lo designó para coordinar en el área de Administración. Bellingi -quien según su designación dependía de forma “directa” de Gils Carbó- se ocupó de armar la licitación y -según la hipótesis de los investigadores- de abastecer de información a los pagadores de comisiones millonarias.

Cuando Infobae reveló el cobro de la comisión por parte de Thill, Gils Carbó apartó a Bellingi de su cargo y ordenó un sumario interno. Bellingi había sido trasladado a la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (Procelac) y desde allí siguió al tanto de los pormenores de la licitación.

Este medio ya publicó en exclusiva los mails entre Thill, Bárbara Jaureguiberry y ejecutivos de Arfinsa y del Grupo Bemberg donde quedó plasmado que los ganadores tenían información calificada que venía desde dentro de la Procuración.

También reveló los contratos millonarios entre los asesores firmados antes de que se hiciera pública la licitación y que derivaron en que Thill en julio de 2013 cuando se concretó la compra del edificio cobrara 559.000 dólares. Se hizo de una fortuna por -teóricamente- haber acompañado a Jaureguiberry a visitar el edificio.

La semana pasada, se hizo pública la declaración de Laura Delfino, quien encabeza el área jurídica de la Procuración. Ante el fiscal Eduardo Taiano, quien tiene a su cargo la investigación del sospechoso pago de coimas, señaló que Bellingi se ocupaba “personalmente” de la licitación. Delfino aportó varios mails que revelan el modo en que Bellingi fue modificando el pliego para favorecer a los que contrataron a su medio hermano en medio millón de dólares.

Infobae accedió a algunos de esos mails a través de fuentes vinculadas al caso. Y revelan la intención de Bellingi de ablandar algunos requerimientos para que Jaureguiberry -que es la firma que ofrece el edificio- se pudiera presentar a la licitación.

El 26 de febrero de 2013 a las 10:05 PM, días antes de que se hiciera público el llamado a licitación, Bellingi les envía un mail a Delfino, a Héctor Zurita -quien estaba a cargo del área de Administración de la Procuración- y a Jorge Dománico, el segundo. El asunto es “Proyecto de pliego de adquisición de inmueble” y el funcionario sospechado escribe:

“Estimados yo ya hice mis sugerencias en base a lo que consideré conveniente para que podamos tener éxito en la gestión que nos encargó la Procuradora y que ya lleva dos fracasos. Insisto en que lo del certificado fiscal depende de nosotros y no de la uai, a la que no se le somete a consideración el expediente en forma previa y que si a posteriori hiciera una observación se le puede contestar de mil maneras incluso con ejemplo de lo que hizo la Sigen con Anses. No sería la primera vez y no es factor de preocupación… No voy a insistir con estas modificaciones pero quiero dejar sentado lo que a mí me pareció debíamos considerar para ir en la dirección de lo que supuestamente queremos. A esta altura vuelvo a priorizar los tiempos, así que no sugiero más sobre el pliego pero aprobémoslo así podemos estar publicando pronto. Como estamos ahora que nos entusiasmamos con un edificio y deberíamos dar señales que realmente nos interesa comprar prefiero que cumplamos en mostrar cierta premura (aún cuando no volquemos en el pliego todo lo necesario para que se vea desde afuera nuestra voluntad) es preferible apurarse con lo que está antes que seguir dando señales en contra de lo que manifestamos demorando la posible compra”.

Bellingi se esforzó en conseguir que no sea necesario para presentarse a la licitación el imprescindible certificado fiscal para contratar con el Estado, algo que a aquel momento no tenía Jaureguiberry.

En ese mail Bellingi habla de la gestión que les “encargó la Procuradora” y de que “nos entusiasmamos con edificio “ y de la necesidad de “dar señales de que realmente nos interesa comprar”. Todo esto lo dice antes de que se hiciera pública la licitación, pero después de que su medio hermano ya estuviera en contacto con Jaureguiberry. Los investigadores sospechan que la licitación tenía dueño antes de comenzar.

Es que Bellingi cumplió con su promesa: en la foja 2 de la licitación –con fecha 25 de febrero de 2013- flexibiliza la condición para que se puedan presentar los oferentes sin el certificado fiscal. Eso le abrió el camino a Jaureguiberry que conseguiría el certificado meses después, antes de la preadjudicación.

Delfino contestó, tajante, a las 10.41 AM del 27 de febrero: “Estimados: Me pidieron una opinión y la di. Que cada uno resuelva lo que le corresponde en los tiempos que sea necesario”.

El 27 de febrero a las 2.03 PM Bellingi le responde a Delfino:

Laura: hace un rato acordé con Héctor algunos aspectos del pliego que hace varios días no nos poníamos de acuerdo. Una de las cosas que acordamos fue que si se quiere evitar la presentación del certificado fiscal para contratar yo debo hacer una nota antes del pliego pidiéndolo y haciendo referencia al antecedente de Anses-Sigen-JGM. A mí me pareció bien porque de lo contrario alguien tiene que hacerse responsable de un pedido que es esencialmente mío así que mejor lo firmo yo. Pero antes me gustaría saber qué opinión tenés vos si te parece bien el pliego sin certificado y con esa nota previa en el expediente o si le insisto a los interesados en que obtengan el certificado…”

En este mail Bellingi adelanta lo que finalmente hizo: una nota en el expediente de la licitación para que Jaureguiberry pudiera presentarse. Y en ese mismo mail confiesa que tiene contacto con los “interesados” ya que manifiesta que puede insistirles para que “obtengan el certificado”.

Los mails muestran indicios de dos cosas: que la licitación tenía un destinatario y que Bellingi estaba en contacto con ellos. Se sospecha que por eso su medio hermano cobró 3 millones de pesos por “asesoramiento”.

El caso está a cargo del juez Julián Ercolini quien le delegó la investigación a Taiano. En cercanías de Gils Carbó cargan la responsabilidad por el cobro de las cuestinadas comisiones en el empleado infiel. La investigación avanza y se siguen sumando pruebas en el expediente.

(Fuente: Infobae)[/vc_column_text][vc_facebook type=”button_count”][vc_tweetmeme][/vc_column][/vc_row]

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